

Japón

Capital : Tokio
Superficie: 377 930 km2
Población: 127 143 577 (2013)
Idiomas oficiales : Japonés
Religiones: Shintoismo, budismo, confuncionismo, cristianismo
Moneda : Yen (1€= 132,975 JPY / 1JPY=0,008 €) (30/10/2015)
Prefijo telefónico : +81
Diferencia horaria : +7h en verano, +8h en invierno
Vacunas aconsejadas : Vacunas "universales"
Malaria: No
Visado: No
Tokio & Nikko( 25 - 29/04/2016)
Cuando aterrizamos en Japón nos choca, de la misma forma que cuando pasamos la frontera entre Laos y China, lo limpio que está todo y la disciplina de la gente (que además hablan un mínimo de inglés a primera vista).
Aun habiendo muchos puntos positivos, también hay algunos negativos como, por ejemplo, es imposible encontrar una papelera en los sitios públicos (al contrario que en China; mas tarde un japonés nos explica que no hay papeleras porque se llevan la basura a casa para reciclarla…) y, pese a que la red ferroviaria japonesa es conocida por tener buena cobertura del territorio y ser puntual, resulta difícil viajar para un extranjero que acaba de llegar ya que hay varias empresas ferroviarias y éstas, en muchos casos, no comparten las paradas o las maquinas para editar los billetes.
Cogemos el metro dirección el barrio de Asakusa (30min, 612Y/p), extrañamente las líneas son muchos mas antiguas que las de China, lo que nos asombra siendo que se dice que Japón es el rey del high tech!
Cuando llegamos a nuestro destino, nos dirijimos al piso que hemos alquilado en Airbnb. Para recuperar las llaves, hay que abrir un candado/caja con un código de 4 cifras situada en la puerta del piso; parece ser que hay edificios enteros con pisos Airbnb ya que todas las puertas tienen este tipo de candado. Cuando se mira el precio de los hoteles aquí, se entiende por qué Airbnb tiene tanto éxito, aunque tampoco sea tan barato (15€/noche/pers por un piso de 20m²). A parte de que el nivel de vida sea caro en Japón, hay que sumar a eso el hecho de que hemos llegado justo al principio de la Golden Week (Finales de abril – principios de mayo), ya que era el único momento que nuestros amigos podían venir; durante esa semana donde se acumulan los días festivos, la mayoría de japoneses están de vacaciones y aprovechan para viajar, lo que provoca una subida de las tarifas de hoteles y transportes.
No nos hace falta preocuparnos en cómo recuperar la llave, nuestros amigos Cyril y Antoine, ya han llegado y han traido junto a ellos la nueva tarjeta de crédito, una tapa para el objetivo de la cámara de fotos (que Luc perdió para celebrar los 5 meses de viaje…) y también alguna de las especialidades gastronómicas de nuestros países que tanto echamos de menos: queso, salchichón y vino.
Sin embargo, no sabíamos que su presencia iba a modificar completamente nuestra forma de viajar: nunca comer y andar al mismo tiempo y terminar sistemáticamente la comida con un postre crujiente ;)
Celebramos nuestro reencuentro brindando con cerveza japonesa antes de acostarnos en nuestros futones en el suelo y nuestros amigos en una litera de 3 pisos.
Algunos de los detalles de nuestro primer contacto con Japón, donde todo esta tan bien pensado (hubieran podido inventar IKEA), nos llaman la atención: todo es de plástico en el cuarto de baño, incluidos suelo y techo, el asiento del váter esta caliente y tiene una función para eyectar un chorrito de agua para limpiarse (la temperatura y la presión se pueden ajustar!).
Después de habernos acostado un poco tarde, el despertador nos taladra los oídos. Para empezar bien el dia, salimos en búsqueda de un restaurante de ramen (sopa de fideos gordos), que es el plato típico para desayunar de los japoneses según Cyril. Encontramos varios a proximidad que abren extrañamente a las 11h (será más bien porque es para la comida?!) y pedimos en uno de ellos, un bol de ramen acompañado con lonchas de carne de cerdo, bambú, algas nori y un huevo crudo opcional (675Y/p).
Con el vientre lleno, nos vamos al templo budista Senso-ji que causa mucho más efecto a nuestros amigos que a nosotros (nos habremos hartado ya?!). Pese a ello, nos resulta interesante poder comparar los rituales religiosos de un pais a otro, y lo que observamos nos recuerda a Taiwan: coger de una caja un palo al azar que te augurará buena o mala suerte, atar una tela con un deseo a un soporte, poner bastoncillos de incienso y echarse el humo encima… En cuanto se refiere a la cantidad impresionante de tiendecitas alrededor del templo, nos hace pensar en Myanmar.
Nos hacen gracia las estudiantes en uniforme que nos piden que nos hagamos una foto con ellas, las parejas vestidas con ropa tradicional y también los conductores de carros que se pasan el dia tirando de ellos y tienen las piernas duras como rocas.
El lugar esta llenísimo de gente y nos vamos lo mas rápido posible siguiendo el rio, hasta el museo del sumo situado bajo el Arashio Sumo Stadium, sala donde se puede asistir a un entrenamiento de sumo. El museo es gratis e ininteresante y el entrenamiento de sumo ya ha terminado porque llegamos pasadas las 12 y entrenan solo por la mañana. Sin embargo, imitamos la gente que esta esperando delante del edificio y nos vemos recompensados minutos después por la salida de los jugadores que parecen menos fuertes de lo que nos imaginábamos (aunque no nos vamos a meter con ellos por si acaso…).
Como nuestros amigos han llegado más frescos que una rosa (no como nosotros que tenemos las piernas cansadas después de tantos meses de viaje), atravesamos Tokio andando por 1ª vez para ir a los jardines del palacio imperial. Esta zona verde es bonita pero sin mayor interés y no alberga (o ya no) el palacio que se encuentra en otro sitio no muy lejos, pero solo se puede visitar haciendo gestiones complicadas. Nos dejamos tentar por el césped que nos llama a gritos para que nos tumbemos unos minutos bajo el sol.
Después de una micro siesta, continuamos nuestra odisea dirección el barrio de Akihabara y sus numerosas salas de juego y tiendas de productos derivados de mangas y super héroes. Las salas de juego están repartidas en varios pisos con un ambiente tamizado, en algunas de ellas las máquinas de feria, donde hay que atrapar con un gancho un muñeco, ocupan toda la planta. También hay juegos de disparar, de coches con simuladores, de baile, etc. El punto en común de todos los clientes es la adicción por un pasatiempos caro. Salimos de ese templo de la consumición, que no tiene nada de virtual, y volvemos andando hasta nuestro piso, cruzándonos con estudiantes, recién salidas de dibujos manga, que distribuyen panfletos anunciando salas de juego y restaurantes.
En el trayecto de vuelta, pasamos por Ueno y sus calles animadas, donde probamos nuestro primer restaurante de sushi y marisco en Japón. Los sashimis son excelentes, los makis enormes, el arroz lo sirven en forma de bola tostado a la barbacoa y la cuenta sobrepasa con cruces lo que solemos pagar hasta ahora (1.600 Y/p).
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Tras una noche reparadora, salimos a probar otro restaurante de ramen cerca del piso, donde tenemos que pedir los platos por medio de una máquina (tipo distribuidor de bebidas) en la entrada que nos da unos tickets para dar al cocinero (que está solo en el restaurante). Los distribuidores son una religión en Japón, hay distribuidores de bebidas literalmente en cada esquina, la única forma para comprar los tickets de metro es en los distribuidores, hay consignas de maletas en cada parada de metro y de tren que funcionan de la misma forma… por lo que hemos leído, hay 5 millones de distribuidores en Japón!
Cogemos el metro dirección Shinjuku y atravesamos el barrio rojo sin ver nada que nos llame la atención a parte de algunos locales reservados a “Japanese Gentlemen” tal y como está indicado en la puerta. Como Godzilla nos observa desde lo alto de un edificio, huimos dirección Shinjuku Gyoen Park (200 Y/p) que tiene un invernadero con un jardín botánico en el interior y también jardines japoneses.
Continuamos nuestra visita paseando hacia la Tokyo Tower, atravesando barrios repletos de concesionarios de coches de lujo. Cuando llegamos a la Tokyo Tower, nos damos cuenta de que, en comparación con los alrededores, la torre no es muy alta y además, esta situada debajo de una colina; decidimos finalmente no entrar y nos vamos hacia el barrio de Shibuya.
Shibuya es como el Time Square de Tokio con enormes pantallas de publicidad cubriendo las fachadas de los edificios y mareas humanas atravesando la calle en cuando el semáforo cambia a verde. Buscamos un sitio donde cenar pero resulta difícil porque encontramos pocos menus en inglés y muchas veces, los precios no están indicados. Terminamos yendo a un restaurante que sirven lo que seria el equivalente japonés de las tapas (2300 Y/p). Cuando nos traen la cuenta descubrimos el “otochi” que consiste en que al principio de la cena, te sirven un pequeño “amuse-bouche” de bienvenida y en la cuenta pagas eso más el cubierto (400 Y/p en este caso, precio variable de un restaurante a otro).
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Nos levantamos de buena hora para visitar Nikko, en el norte de Tokio, conocido por su complejo de templos budistas y su lago.
Vamos a la estación de trenes para coger el de las 7h30. Compramos un billete (1340Y) y salimos a comprar algo para desayunar. Minutos antes de subir al tren, nos damos cuenta que el billete que hemos comprado, no nos deja pasar el torniquete; el revisor (hay siempre uno en todas las entradas) nos explica que lo que hemos comprado, es un ticket para reservar el asiento y que tenemos que comprar otro para poder acceder al tren (1360Y)… como vamos con prisas, no intentamos entender nada mas, compremos el billete que nos falta y subimos al tren que esta punto de irse.
Llegados a Nikko, nos toca todavía pagar para coger el autobús que nos lleva hasta los sitios turísticos (500Y). Hubiéramos podido ir andando, pero como está lloviendo mucho y no vamos a pasar mucho tiempo en Nikko, nos parece mejor coger el bus. Llegamos al templo Tosho-gu (1300Y) y cada vez llueve más. Situado en medio de un bosque de cedros, el templo es precioso pero la lluvia torrencial nos estropea todo y pronto estamos mojados y helados pese a los impermeables. Cosa sorprendente, en medio del templo, hay una pirámide de botellas de cerveza de la marca Kirin; el Kirin, es un animal mitológico japonés mezcla de vaca, ciervo, caballo, lobo… y es además, el símbolo del templo, que se puede ver escultado en varios sitios e, igualmente, en las botellas de la marca epónima.
Pese a que llegar hasta aquí, nos ha costado caro, decidimos abreviar la visita y volver a Tokio para secarnos.
Entre la estación del tren y el piso, nos paramos a comprar unos filetes de ternera de Kobe. Esta carne tan especial, está moteada de grasa intra muscular, lo que la hace extremadamente tierna y fundiente en la boca (algunas personas dicen que las vacas escuchan música y las masajean cotidianamente con sake para conseguir esta carne de calidad). Cuanta más grasa hay, más cara es la carne (1500 – 5000 Y/100g).
Cuando probamos la carne en el piso, comprobamos que, efectivamente, la carne se funde en la boca. Pese al precio del filete, la experiencia gastronómica es sensacional. Para completar este instante de placer, probamos los quesos y el vino que nos han traido nuestros amigos.
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Al dia siguiente, salimos del piso con las mochilas ya que a las 22h, cogeremos un autobús de noche a Kyoto (8h, 8400Y, compañía Willer Express); dejamos las mochilas en una de las nombrosas consignas del metro (700Y por una consigna donde caben 3 mochilas de 60L).
El fish market de Tsukiji es mundialmente conocido por su tamaño (es la lonja de pescado y marisco más grande del mundo) pero también, por la venta en subasta de atún donde algunas piezas pueden ser vendidas por millares de euros. Para poder asistir, hay que llegar sobre las 4h de la mañana para poder tener sitio.
Llegamos al mercado sobre las 10h y empezamos paseando por las calles comerciantes de alrededor con el fin de encontrar un sitio donde desayunar un bol de arroz con pescado crudo entre las nombrosas tiendas que venden productos recién salidos del mercado. Con el estómago lleno, nos vamos a visitar el mercado pero, nos damos cuenta de que está cerrado ya que hoy es festivo (efecto colateral de la Golden Week!). Deambulamos, pese a ello, por el interior, entre los puestos vacios y las piscinas con peces (la mejor forma para conservar el pescado…).
Algo decepcionados, nos dirigimos hacia Ginza, para visitar el museo de la publicidad que también resulta estar cerrado durante un mes… genial! Segunda buena noticia del dia, continuamos yendo a los campos elíseos tokyoistas. Alli, ningún problema, la calle está cerrada a la circulación de los coches y las tiendas abiertas. Buscamos la galería de arte Shiseido (con el mismo nombre que la marca de cosméticos; en Japón, todas las empresas grandes tienen galerías o fundaciones), pero también está cerrada por la Golden Week.
Volvemos por donde llegamos y vamos al parque de Hama-rikyu situado frente a la lonja de pescado. De camino, nos topamos con un concierto de “Galettes”, un grupo de pop japonés, en medio de un centro comercial. El grupo está compuesto de 4 cantantes/bailarinas, a las que no echaríamos mas de 20 años como máximo, con mini faldas y una sonrisa de oreja a oreja. Lo que más nos extraña, es que el público es esencialmente masculino, entre 30 y 50 años, y conocen de memoria todas las canciones que cantan a la vez que bailan la coreografia.
Cuando termina el concierto, vamos por fin al parque (300Y) que resulta no tener nada de excepcional (ni siquiera un jardín seco…). Para subir el nivel y ocuparnos hasta la hora de salida del autobús, Luc propone de ir a ver la baia de Tokyo, como indica la guía: te gusta o no te gusta… Andamos durante más de una hora por enormes avenidas antes de llegar hasta un centro de exposiciones que nos bloquea el camino hasta la baia. Hoy no nos sale nada bien! Hartos, damos media vuelta y volvemos por otro camino. Por fin, algo de suerte en esta jornada fatídica: atravesamos el Rainbow Bridge de 570 m de largo donde podemos contemplar el anochecer en Tokio.
Luego, recogemos las mochilas y cogemos el metro hasta la estacion de autobuses de Osaki.
El bus es bastante comodo si no se tiene piernas largas y problemas de rodilla… en fin, nuestros amigos no pasan un buen viaje!
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Kyoto & Nara (30/04 - 04/05/2016)
Nosotros, sin embargo, dormimos como bebés y nos despertamos al llegar a Kyoto. Empezamos desayunando en el único restaurante abierto a las 6 am en la estacion de trenes y luego vamos hasta el Airbnb que hemos reservado a 1 km de ahí (7400 Y/4p). La casa es de estilo japonés, pero con muchísimos apaños mal hechos y totalmente “Airbnbilizada”; nos encontramos compartiendo casa con muchísimos turistas.
Como nuestra habitación no esta lista, nos vamos a visitar los templos cercanos, Higashi Hongan-ji y Nishi Hongan-ji que se parecen mucho. Luego, vamos a comer a la calle gastronómica (y turística) de la ciudad, Nishiki, toda ella cubierta por un techado a modo de centro comercial, como en muchas otras ciudades de Japón. Para la digestion, nos echamos una siestecita bajo el sol del parque del palacio imperial antes de volver a casa siguiendo el cauce del rio Kamogawa donde los Kyotoistas se sientan a descansar en el borde el rio.
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Empezamos un nuevo dia yendo a visitar el templo de Fushimi Inari Taisha, al sur de la ciudad. Es conocido por las nombrosas estatuas de zorros y también por el paseo bajo los arcos naranjas, o Toriis, que suben hacia la cumbre de la colina.
Atravesamos los barrios ricos de Kyoto yendo hacia « el paseo de los filosofos », situado al norte de la ciudad, pasando delante de varios templos. Este paseo, resulta ser más bien el de las tiendas turisticas, y les hacemos lamentar el haber puesto degustaciones gratuitas probando todo y repitiendo varias veces (sobretodo las especies de crêpes locales con distintos sabores y carisimos).
Por desgracia, llegamos demasiado tarde para ver los templos bonitos (menuda idea ponerlos al final del trayecto !) y decidimos ir a descubrir el barrio de Gion con sus casas antiguas y sus Geishas (pese a lo que los occidentales puedan pensar de las Geishas, éstas no son prostitutas sino mujeres de compañia con una alta cultura en muchas disciplinas, sobretodo artísticas). El único sitio donde se pueden “admirar” las Geishas es durante un espectáculo para el que empezamos a hacer cola. Sin embargo, el precio elevado y los videos que muestran parte del espectáculo (geishas moviendo abanicos en todos los sentidos) nos quitan las ganas de entrar.
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Con ganas de volver a la naturaleza, salimos en metro al dia siguiente a la montaña de Kurama con nombrosos templos (1h, 690Y), salida desde la estacion de Demachiyanagi, parada Hieizan Guchi). Los paisajes son sontuosos y el bosque que rodea los templos todavía hace que éstos sean más bonitos. Sin embargo, el paseo resulta ser poco físico para nuestro gusto.
Luego, nos vamos al bosque de bambú de Arashiyama, al oeste de la ciudad (metro: 420Y).
Al llegar allí, resulta que el bosque no es más que un camino hormigonado con parcelas de bambú (a las que no se puede acceder).
Llegando el final de la tarde, Cyril quiere que vayamos al Arashiyama Monkey Park. Antoine, va a preguntar a una jovencita (demasiado joven) que nos dice que el parque ya esta cerrado.
Con este episodio descubrimos que cuando los japoneses dicen “etoooo” equivale a nuestro “ehhh…”.
Volvemos en autobús (230Y) a casa antes de salir a cenar Okonomiyaki, una especie de tortilla con col y carne cubiertas de mayonesa.
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Al día siguiente, salimos pronto a visitar la ciudad vecina de Nara. Como en Japón los transportes son carísimos, compramos en la estacion de Kyoto el “Kansai Thru Pass” (4000Y) que nos permite desplazarnos ilimitadamente durante 2 días a través de las redes ferroviarias a excepción del JR, Japan Rail (reservado a los turistas extranjeros, existe también para 3 días).
Nara es conocida por sus templos (500Y) y los ciervos que han invadido la ciudad.
Un cambio de tren y una hora mas tarde, llegamos a la estacion y nos dirijimos al célebre templo de Todai-ji que alberga un Buda gigante (todavía otro!). Para llegar hasta allí, es suficiente de seguir las nombrosas tiendas ambulantes de snacks y los grupos de ciervos esperando al próximo cliente que les dé de comer.
El templo es majestuoso por su tamaño y por el gran numero de turistas que se concentran dentro. Hoy hay una celebración, lo que nos restringe el acceso al Buda que podemos solo observar desde los lados. Continuamos yendo a los otros templos que se parecen mucho, la malediccion de los templos recomienza: todos los templos del mismo pais son del mismo estilo!
Demasiados templos, para cambiar nos vamos a buscar el barrio de Naramachi con las casas tradicionales “Machiya” y “Kura”.
Llegamos por puro azar a una de ese tipo de casas abierta al público donde podemos pasear por toda la casa y también jugar a nombrosos juegos tradicionales japoneses como las canicas planas y los combates de sumo en origami!
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Kobe (04/05/2016)
Salimos al dia siguiente, con las mochilas a visitar la ciudad de Kobe ya que hemos previsto cambiar de ciudad para dormir e ir a Osaka. Dejamos las mochilas en la consigna de la estacion de trenes de Kobe y cogemos otro tren para ir al museo del sake (metro Sumiyoshi). Ya cerca del museo, nos topamos con un desfile donde hay una carroza con chicos vestidos de blanco que bailan en el techo de ésta cogidos con un arnés y cantando a voz en grito. Nos quedamos a mirar y, como el barrio no es muy turístico, nuestra presencia intriga a ciertas personas que acaban invitándonos a tomar una cerveza con ellos durante la pausa para comer. Alrededor nuestra, todo el mundo saborea un bento (bandeja de comida con diferentes especialidades japonesas) y mandamos muchas indirectas para que nos inviten, pero sin éxito…; continuamos con nuestro programa y llegamos por fin, a la fabrica/museo de sake Hakutsuru.
En el museo se puede ver el método de fabricación del sake a través de varios decorados y videos (en japonés y en inglés, of course!) que comparan el método tradicional y el de ahora.
Por supuesto, la visita termina con una degustación y compramos de qué continuar la degustación más adelante.
Empezamos la visita de Kobe, propiamente dicho, un poco mas contentos. El tren nos deja en el centro y desde ahí vamos hasta el sendero que lleva a la (banal) cascada Nunobiki. Algo decepcionados, intentamos tomar altura en el bosque para poder tener vistas. Sin embargo, hay demasiados árboles (podrían haber cortado unos cuantos!) y la magnifica vista que esperamos ver no llega nunca.
Volvemos a bajar para visitar el barrio de Kitano que alberga casas con diseños arquitectónicos europeos: victoriano, holandés, español, francés… las calles emanan la nostalgia del romantismo de principios del s. XX en Europa que les gusta tanto a los japoneses. Llegados a una plaza, nos encontramos con un bonito espectáculo del circo “Croissant” ataviados con disfraces en tono al decorado.
Cuando termina el espectáculo, damos una vuelta rápida entre las casas que no nos llaman tanto la atención (será porque somos europeos?!) antes de salir rumbo a Osaka donde nos espera nuestro nuevo Airbnb (6000Y/4p).
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Osaka (04 - 07/05/2016)
Esta vez, nos sorprende llegar a un apartamento que no tiene todas las facilidades descritas en la pagina web: no hay wifi, faltan colchones, almohadas y sábanas. Cuando volvemos de una cena que nos a decepcionado (y enfadado!), llamamos al propietario para que nos traiga todo lo que falta a medianoche.
Osaka es conocida por su gastronomía, asi que empezamos nuestra jornada dirigiéndonos hacia la calle Dotombori llena de restaurantes, tiendas y salas de juego. Luego, atravesamos la ciudad para llegar hasta el castillo que observamos desde los jardines, antes de ir a relajarnos al parque Nakano Shima Koen situada en una isla en el medio del rio. Terminammos la jornada de caminatas en un restaurante de nigiris (bolas de arroz con una lonch de pescado crudo) donde todo tipo de pescado y marisco (más de 50!) cuesta 108Y. Probamos entre otros el fugu (pez globo), la ballena (no está bien, lo sabemos…) y diferentes tipos de atún (tampoco está bien pero está tan bueno…!). Nuestro amigos tienen la amabilidad de invitarnos (volved cuando queráis!), antes de que tomemos nuestro último postre crujiente juntos. En efecto, acompañamos Antoine y Cyril se van ya al metro y nos dejan de nuevo solos, orfelinos en nuestro viaje.
Volvemos a nuestro minúsculo piso que ahora parece demasiado grande.
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Hiroshima (06/05/2016)
Cuando suena el despertador, preparamos rápido las mochilas y vamos a la estación de trenes de Osaka donde compramos el “Kansai Hiroshima Pass” (14000 Y/p) que nos permitirá viajar de forma ilimitada en la red JR por la región que va desde Hiroshima a Kyoto durante 5 dias consecutivos.
Nos vamos dirección Hiroshima, lo que nos permite probar el Shinkansen, el AVE local con cara de pato.
Al llegar, dejamos las mochilas en una de las nombrosas consignas (500Y). El cielo está gris y la lluvia refuerza el lado trágico de la visita. Enseguida nos damos cuenta de que la ciudad no tiene nada de bonito (aunque no es de extrañar teniendo en cuenta que fue completamente arrasada en 1945…) y que el único interés se encuentra a 2km de la estación, al lado del rio, donde estalló la bomba atómica. Visitamos todos los monumentos de la zona: el Atomic Bomb Dome, uno de los pocos edificios que se mantuvo todavía de pie después de la bomba; un monumento a los jóvenes de la región que fueron a ayudar después de la bomba y que, tras ello, fueron también victimas de la radioactividad; el Children Peace Monument, dedicado a una niña que contrajo leucemia (debido a la radioactividad) en 1955; el Korean Atomic Bomb Memorial, homenaje a los coreanos que murieron por la bomba (10% de las victimas) que se encontraban allí para realizar trabajos forzados; el Cenotaphe, donde se puede leer los nombres de todas las víctimas, conocidas, de la bomba y que alberga una llama de la paz que sólo cesará de arder cuando no hayan más armas nucleares en la Tierra.
Seguimos nuestra visita en el museo Peace Memorial (200Y/p), muy conmovedor ya que se pueden leer las historias de las víctimas contadas por sus familias e ilustradas por objetos personales, o también ver los efectos que causó la bomba, tanto a los humanos como a la infraestructura, ilustradados con objetos deformados o fundidos, fotografías, etc.
Con la moral por tierra, volvemos hacia la estación desviándonos rápidamente para ver el castillo de Hiroshima, bueno, la reproducción de 1958, ya que el original fue destruido por la bomba.
Como no tenemos ni idea de donde dormir, decidimos pedir otra noche en el Airbnb de Osaka y volvemos en Shinkansen.
Como ya no están nuestros amigos con nosotros, decidimos de volver a tomar las riendas de nuestras finanzas y salimos al supermercado a comprar para cenar: gyozas (raviolis) y sushi! (contrariamente a otros destinos de nuestro viaje donde podíamos ir de restaurante mañana y noche, en Japón esto sería demasiado caro por lo que resulta interesante ir a comprar al supermercado sin, pese a ello, privarse de nada).
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Onomichi ( 07- 08/05/2016)
Nos levantamos temprano para ir al pueblo de Onomichi que es el punto de partida de un circuito de 70Km que atraviesa varias islas unidas a través de puentes. Empezamos por dejar las mochilas en una consigna, alquilar unas bicis (1000Y/p/dia + 1000 Y/p de depósito) y coger el ferry que nos deja en la 1ª isla (110Y/p).
El camino está muy bien indicado, las pistas ciclables en perfecto estado y el camino es llano, a excepción de aproximidad de los puentes donde hay subidas y bajadas haciendo zigzag para poder llegar hasta ellos sin tener que hacer demasiado esfuerzo.
Sin embargo, tenemos sistemáticamente el viento de cara, lo que hace que nos cueste avanzar y los paisajes son bonitos, pero tampoco magnificos. Llegamos asi hasta el km 55, en la ultima isla antes de la llegada, donde nos espera nuestro Airbnb (6027Y); no es barato, pero cuando llegamos, tenemos la buena sorpresa de encontrarnos con una bonita casa tradicional completamente renovada. Ademas, los propietarios (que no viven allí) nos preparan una cena… y qué cena! Nos hubiéramos quedado mas tiempo si no fuera porque mañana tenemos que volver a Onomichi para dejar las bicis.
Con el ejercicio del dia anterior, el camino de vuelta es un poco más difícil. Con las piernas bien cargadas, llegamos por fin a buen puerto.
Recogemos las mochilas y vamos a Okayama donde hemos reservado una habitación en el hotel Maira (4400Y). Esta ciudad no tiene mayor interés turístico, pero su posición central en la región de Hiroshima la hace perfecta para que podamos desplazarnos de un lugar a otro relativamente rápido.
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Naoshima (09/05/2016)
Al dia siguiente, salimos a visitar la pequeña isla de Naoshima que se convertió en sinónimo de arte contemporáneo cuando la sociedad japonesa de educación Benesse abrió el primer museo allá por los años 80, pronto le siguieron otros proyectos artísticos.
El tren nos deja en la ciudad portuaria de Uno donde tenemos que coger un ferry que nos lleva en 20 minutos hasta Naoshima (560Y i/v).
Al llegar, una enorme calabaza roja con motas negras, obra del artista Yayoi Kusama, nos da la bienvenida. Subimos a un autobús que nos lleva del otro lado de la isla hasta el Benesse House Museum. Como no hemos anticipado el orden de nuestras visitas con suficiente antelación, nos dimos cuenta ayer (domingo) que los lunes la mayoría de los museos de la isla están cerrados, pero da igual, más vale poco que nada.
A la salida del bus, empezamos la visita de la isla bajo la lluvia. Nos topamos con la obra más conocida, la hermana pequeña de la calabaza del puerto, pero esta vez amarilla con lunares negros y situada en un pequeño embarcadero. En la isla, hay otras obras al aire libre de artistas como Nikki de Saint Phale o James Turrel.
El Benesse House Museum (1030Y, prohibido hacer fotos), es un edificio de arquitectura moderna muy interesante diseñado por Tadao Ando, pero la exposición resulta algo pequeña para el precio; y bueno, ya se sabe que el arte contemporáneo te gusta o no te gusta…
Treinta minutos más tarde, salimo y sigue lloviendo. Nos dirijimos al centro de Naoshima cruzándonos por el camino con una papelera gigante; “Cariño, dónde están los niños?”.
El centro alberga, desde hace varios años el “Art House Project” que consiste en dejar que los artistas hagan de viejos edificios obras de arte. El resultado, es más o menos interesante en función del porcentaje de locura.
Mojados, volvemos al ferry y luego al tren en el que simpatizamos con una pareja de italianos y nos vamos a cenar con ellos. Experiencia nos convence y es divertida, Leo propone que cada uno hable en su lengua materna (italiano, francés y español). La comunicación resulta fácil y sin necesidad de hablar inglés!
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Himeji (10/05/2016)
Nos levantamos pronto ya que tenemos un vuelo a las 16h en el aeropuerto de Kansai y antes queremos ir a visitar el castillo de Himeji (1040 Y/p). El castillo, llamado “Garza Blanca” por su color, es uno de los pocos castillos japoneses que no fueron destruidos durante la 2ª Guerra Mundial. Una de las razones es que éste, estuvo camuflado durante esta época con unas lonas negras, aunque el castillo se salvó, la ciudad no tuvo la misma suerte.
Las 5 plantas del castillo se visitan pies descalzos para no ensuciar el suelo. Como en el interior no hay ningún mueble, la visita no tiene mucho encanto. Cuando los comparamos con nuestros castillos que son completamente de piedra, resulta dificl concebir que los japoneses sean de madera (nunca han leído los 3 cerditos?!); pese a ello, se encuentran los mismos mecanismos de defensa que en los de Europa: trampillas para echar aceite hirviendo, escondites para los soldados, etc.
La visita del castillo continúa en los jardines donde se sitúan varios edificios anexos que no parecen presentar ninguna clase de protección contra los intrusos. Con la entrada al castillo, también se puede entrar a los jardines Koko-En, al exterior del recinto. Estos son de estilo japonés y dan ganas de sentarse un ratito al borde del agua simplemente para admirar la belleza del paisaje, una pena que hayamos tenido que recorrerlos en modo “maratón” para llegar a tiempo al tren.
Tras cambiar de tren en Osaka, llegamos al aeropuerto, situado en una isla artificial a 7Km de la costa de Osaka, donde cogemos sin contratiempos el avión que nos lleva a la ciudad de Sapporo en la isla de Hokkaido, la más al norte del pais.
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Sapporo (10 - 13/05/2016)
Después de 2h de vuelo, aterrizamos en Sapporo donde cogemos un autobús (1030 Y/p) que nos deja a proximidad del piso Airbnb que hemos reservado. Como hay pocos alojamientos en Hokkaido, los precios son bastante altos, asi que nos alojamos en las afueras de la ciudad, en un barrio lleno de residencias universitarias. En el piso no hay un solo utensilio de cocina y tenemos que irnos a cenar a un pequeño restaurante de poca monta donde todo está escrito en japonés. La comunicación resulta difícil, pero el esfuerzo se ve recompensado con el mejor ramen que hemos probado en todo el viaje!
Como estamos exhaustos y tenemos 1 mes de retraso en nuestra página web, decidimos aprovechar para descansar y visitar tranquilamente Sapporo que, de todas formas, no tiene gran cosa que visitar.
Empezamos yendo al centro de la ciudad en metro (250Y/p), fijándonos en no subir en uno de los vagones reservados para mujeres, donde paseamos por el parque Odori Koen que divide la ciudad en 2. Tiene mucho renombre, pero no entendemos el por qué, además cada 200m éste está cortado por una calle que cruza lo que nos saca de quicio cada vez que tenemos que pararnos porque el semáforo está en rojo para los peatones, aunque no pase ningún coche… (Es difícil vivir en Japón cuando se tiene sangre latina!). A cada extremidad del parque, hay un punto de interés. Al oeste, los antiguos tribunales donde, actualmente, hay pequeñas exposiciones ininteresantes; al este, la Sapporo TV Tower que recuerda, una vez más, a la Torre Eiffel.
Luego vamos a la Clock Tower, símbolo de la ciudad, de estilo americano completamente de madera, éste resulta sorprendente en medio de las torres. Para terminar, vamos a ver el antiguo edificio que ocupó el gobierno de Hokkaido, o más bien sus jardines.
Buscando el metro, nos damos cuenta por qué las calles parecen desérticas; hay múltiples túneles subterráneos que atraviesan la ciudad, probablemente porque la ciudad se cubre de nieve y hace frio en invierno, aunque también puede ser para no tener que esperar a que el semáforo cambie de color…
Como la ciudad no nos ha seducido el primer dia, nos cuesta salir de casa el segundo. Empezamos por ir a visitar el museo de los Ainu, una minoridad aborigena de Hokkaido que los japoneses intentaron “absorber”; aparentemente casi lo consiguieron, visto todo el esfuerzo que este pueblo tiene que hacer para ser reconocidos como los primeros habitantes de la isla…
Después de ver en el museo un video soporífico, nos vamos a espabilarnos al museo de la cerveza Sapporo.
Por el camino, vemos una pastelería de la cadena francesa “Paul”; pese que en Francia nunca vamos porque nos parece muy comercial, por fin encontramos un sitio en Asia donde comer una buena napolitana de chocolate!
Llegados al museo, éste nos resulta decepcionante: pocas explicaciones y, sobretodo, hay que pagar para la degustación!
Para cenar, buscamos un buen restaurante en el barrio animado de Susukino, y probamos un Genghis Khan, una barbacoa a base de carne de cordero, delicioso!
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Furano ( 13 - 17/05/2016)
Al dia siguiente, cogemos un autobús en la estacion de Sapporo (3h, 2260Y) para ir a Furano, un pueblo con pistas de ski. Para dormir allí, hemos encontrado un Couchsurfin, una pareja que acaba de mudarse y que nos alojaran durante 4 noches: Mika, japonesa y Roma, ruso de Siberia. Cuando llegamos allí sobre las 12 del mediodía, Mika está sola en casa. Tras hablar rápidamente con ella, salimos dirección de una de las atracciones turísticas del lugar, la fábrica de quesos, pizzas y helados (punto en común: la leche).
La fabrica de quesos no se puede visitar, lo único que se ve es una sala donde explican el contexto del queso ilustrando los diferentes quesos que se fabrican en un mapa lleno de embalajes de quesos. Curiosamente, aquí fabrican un queso Brie con tinta de sepia, insípido y caro, como los otros quesos que hacen.
La fábrica de pizza resulta ser una pizzería carilla y la de helados, una heladería… En resumen, no encontramos nada que valga la pena en esta visita.
Continuamos paseando pasando por la oficina de turismo donde nos aconsejan muy bien y luego por el supermercado donde compramos para hacer la cena para invitar a nuestros anfitriones; como si cocinar con ingredientes locales no fuera ya suficientemente complicado, nuestros anfitriones todavía no tienen nevera ni horno y, además, son vegetarianos… todo un desafio!
También compramos un “bear bell” (campanita para los osos) que, se supone, hace que los osos huyan al escuchar el sonido. Los osos negros son muy comunes en Hokkaido y cruzarse en el camino de uno de ellos puede ser mortal (nos hemos documentado antes viendo “The Revenant” con Leonardo Di Caprio…).
Al final, cocinamos crêpes con una guarnición de tofu, salsa de tomate, brotes de soja, pescado y queso rayado no muy bueno pero muy caro.
Nos levantamos pronto para ir a pasear por las colinas recubiertas de flores del pueblo de Biei. Nuestros anfitriones, que son adeptos al autostop, nos convencen para que probemos ya que, por lo visto, funciona muy bien en Hokkaido.
Tras menos de 5 minutos, un militar nos recoge y nos lleva hasta nuestro destino donde, en la oficina de turismo, nos enteramos de que hemos llegado demasiado pronto: los campos no florecen antes de mitad de junio. Pese a ello, nos vamos a pasear por las colinas verdes y marrones con el fondo de las montañas nevadas del parque Daisetsuzan en el horizonte.
Lo que está bien con el autostop es que una vez que se está cansado (esta 1ª parte no nos concierne) o que ya no te apetece seguir andando, simplemente hay que elevar el pulgar para conseguir un medio de transporte. Lo que hacemos al 1er coche que pasa y que se para a recogernos. Se trata de una pareja de Tokio, Hide y Aiko, su mujer embarazada, que nos llevan con ellos en coche y nos hacen visitar una explotación que hacen crecer flores, donde nos regalan un helado. Luego, vamos con ellos a visitar la bodega del vino “Château Furano”, pese a que ellos no beben ni una sola gota de alcohol.
La cortesía y generosidad japonesa son sorprendentes a primera vista para los europeos, incluso puede parecer sospechoso, pero con el tiempo, te acostumbras e incluso aprecias el convivir con gente civilizada e intencionada.
Después, quieren invitarnos a cenar, pero tenemos que cenar con nuestros anfitriones por lo que declinamos la invitación antes de que nos lleven hasta casa.
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Si hemos venido hasta Furano, es principalmente para ir a andar por la montaña, aunque oficialmente, la época de senderismo no abre hasta mediados de junio. Nuestro objetivo del dia es el monte Tokachi que domina la región. Para llegar, cogemos un autobús hacia Kamifurano (30 min, 470Y) y bajamos delante de la estacion del tren donde cogemos un segundo autobús hasta Tokachi onsen (45 min, 500Y).
Tal y como nos aconsejaron en la oficina de turismo, preguntamos en el único hotel sobre las condiciones actuales para salir a andar y nos indican que hay bastante nieve. Un irlandés quincagenario se propone para venir con nosotros y enseñarnos el camino porque él ya estuvo allí ayer. Aceptamos y nos guía a través de la nieve durante 5 minutos (lo más lejos que estuvo) y luego Luc coge el relevo con el gps que le permite de ver dónde se encuentran los caminos que la nieve no deja ver.
En algunos sitios hay mucha nieve lo que hace la ascensión difícil y lenta, sobretodo cuando nos hundimos hasta las caderas al pasar sobre los arbustos enterrados bajo la nieve.
Finalmente, no iremos hasta la cima porque la subida resulta demasiado lenta y hemos previsto otra cosa después de esta caminata.
Como estamos en una zona volcánica, esto significa que hay manantiales de agua caliente, que los japoneses utilizan como spas bajo el nombre de “onsen”. En la mayoría de los onsens las mujeres y los hombres se bañan por separado (es costumbre bañarse desnudo) pero en la ladera de la montaña, el Fukiage onsen es un onsen natural por lo que es gratis y mixto.
Bajamos lo subido, decimos adiós a nuestro nuevo amigo y continuamos por la carretera hasta el onsen cruzándonos por el camino con un zorro intrépido que broncea en la cuneta de la carretera.
El onsen está en contrabajo de la carretera pegado al rio. Dejamos la ropa sobre las paletas que se utilizan con este fin. Los hombres se bañan desnudos, pero todos llevan una mini toalla alrededor de la cintura antes de entrar que luego, se ponen sobre la cabeza o la dejan en el borde; antes de entrar, hay que lavarse las partes intimas con la ayuda de pequeño cazo.
Cuando notamos que empezamos a cocer, salimos y pedimos a un grupo de turistas que van en coche si pueden dejarnos en el centro de Kamifurano. Alli, volvemos a hacer de nuevo autostup hasta Furano donde estamos encantados de poder ponernos ropa seca (llevamos los calcetines y pantalones chopados por la nieve).
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Ultimo dia aquí, salimos a pasear pos las pistas de ski del pueblo, acompañados de nuestra campanita para los osos, al igual que ayer. La subida es empinada y la nieve empieza a aparecer a medio trayecto de la cima, pero no nos molesta tanto como ayer ya que está compacta.
Llegados a la cumbre, empieza a soplar un viento violento y las nubes se apoderan de la montaña, lo que nos impide pasear por la cima y nos obliga a bajar tan rápido como subimos.
Para agradecer a nuestros antitriones, les preparamos para cenar huevos rellenos, spaghettis de salmón y chapiñones y una tarta de queso que nos quedó estupenda.
Después de Furano, pensábamos ir hacia el este de Hokkaido, al parque nacional de Shiretoko, pero por lo visto, hay todavía más nieve (y los paseos en la nieve de los últimos días nos han recordado que no es muy agradable cuando no se va bien equipado) y también muchos osos, lo que hace que el salir a andar pueda ser peligroso.
Decidimos pues, salir al dia siguiente hacia el aeropuerto de Sapporo en autostop. La tarea resulta complicada al principio porque son las 8 de la mañana y nadie tiene ganas de recoger a alguien a esas horas. Pero al final, al cabo de 20 minutos, un automovilista nos recoge y propone llevarnos hasta Sapporo donde podremos coger el autobús hasta el aeropuerto. El viaje se hace ameno y salimos de allí sabiendo cómo hay que cortar el pescado para el sashimi… Al final nos lleva hasta el aeropuerto, a 40Km de Sapporo, qué decir… simplemente, gracias!
En el aeropuerto compramos los billetes de avión y salimos dirección a Tokio (2h, 10.000Y con Vanilla Air). Al llegar a Tokio, cogemos directamente un autobús en Tokyo Station para ir a Kawaguchi-ko (2h, 1.800Y).
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Kawaguchi ( 17 - 20/05/2016)
Por el camino, reservamos una habitación en “Orange Cabin”, guesthouse que acaba de abrir, tan limpia, reluciente y super equipada (sobretodo la cocina!) que nos deja atonitós (4.800 Y/noche) cuando llegamos después de haber pasado la jornada viajando.
Kawaguchi está sitauda en el borde del lago con el mismo nombre, a los pies del monte Fuji que domina el valle con sus 3.776m y su forma cónica casi perfecta.
A la mañana siguiente, salimos a pasear alrededor del lago Kawaguchi-ko (Ko = lago) donde avistamos por primera vez el monte Fuji. El paseo es ameno durante la mitad de los 20Km de vuelta al lago, con un paseo peatonal, la 2ª mitad lo es menos ya que parte del trayecto se realiza siguiendo la carretera, aunque sigue habiendo un buen paisaje.
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Al dia siguiente, ponemos el nivel algo más alto yendo al Monte Fuji, que oficialmente está cerrado hasta mediados de julio.
Además, en vez de hacer como todo el mundo (demasiado fácil), decidimos empezar desde lo más bajo, por lo que tenemos 3000 m de desnivel positivo y 25Km de distancia hasta la cima; es un erdadero desafio ya que nunca hemos subido tanto desnivel y no sabemos si nuestro cuerpo lo resistirá.
Hacemos autostop para llegar hasta el principio de Yoshida Trail, que empieza en la Kitaguchi Hongu Fuji Sengen-jinja Shrine, y empezamos a andar sin nuestra campanita para los osos ya que ignoramos que hayan en la región, pero los nombrosos paneles que vemos por el camino nos indican lo contrario.
Avanzamos por un sendero en medio de un bonito bosque y relativamente llano; sin embargo, cuando llegamos a la altura de un parking, empieza lo serio y ascendemos los primeros 1500 m de desnivel que nos separan de la 5ª estación (los refugios de las diferentes etapas de montaña se conocen aquí como “station”) donde empiezan las mayoría de la gente, pero también donde se paran los autocares de turistas para hacer fotos andando a paso de caracol.
A partir de este punto, estamos en la ladera del volcán propiamente dicho y la vegetación desaparece totalmente para dar paso a una roca volcánica multicolor: negra, marrón, roja, verdácea. Al principio, el camino va subiendo lentamente, serpenteando entre las barreras anti-avalanchas (rejas rellenas de piedra). Enseguida nos damos cuenta de su utilidad cuando llegamos a los vestigios de una avalancha: árboles pulverizados, rejas metálicas desgarradas… sentimos fácilmente el poder que tiene la montaña.
Luego, el camino pasa por zonas degradadas por la lava, subiendo recto hasta la cima.
Cuando llegamos a 3100m de altitud, la falta de oxígeno (o será el cansancio?!) hace que hacer ejercicio sea más difícil y nuestro camino desaparece con la nieve; seguimos pues, las barrereas anti-avalanchas que a esta altitud solo son rejas.
Llegamos a ciertas zonas nevadas, antiguas avalanchas, que requieren utilizar crampones para subir de forma segura, pasamos una 1ª, una 2ª antes de llegar a una 3ª donde ya no sabemos qué dirección tomar. El cansancio por los 2400m de desnivel subidos y la dificultad del camino nos obligan a renunciar a llegar hasta la cumbre, elección muy difícil ya que “solamente” faltan 600 m de desnivel hasta llegar arriba. Hemos sido demasiado ambiciosos y ahora nos arrepentimos (sobretodo Luc).
Emprendemos la bajada y, por el camino, nos damos cuenta de que hay otro camino que parece practicable que sube arriba (no lo vimos antes porque el cruce está disimulado por la nieve); pero el cansancio nos puede y bajamos hasta la 5ª estación donde hacemos autostop (ayudados por un agente del parking que hace para todos los coches para ver si alguno quiere llevarnos!) y bajamos a nuestra guesthouse.
Después de dormir como bebés, vamos a la estación de autobuses para coger el que va a Tokio. Extrañamente la estacion está llenísima de gente y hacemos la cola durante 30 minutos para comprar los billetes para uno de los últimos buses libres; si lo hubiéramos sabido, habriamos reservado el autobús anoche!
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Tokyo (bis) ( 20 - 21/05/2016)
Llegados a Tokio, vamos al barrio de Nippori donde nos espera nuestro Airbnb (27€/2p), situado en un barrio un poco lejos de todo, es un piso con 2 dormitorios cada uno de ellos con 2 literas más otra litera situada en la cocina… Pese a que el Airbnb tiene capacidad para 10 personas, somos los únicos presentes en el piso, asi que la cohabitación resulta muy fácil.
Hemos reservado un vuelo para ir a Corea del Sur mañana por la noche (80€/p con Peach); para nuestra penúltima noche, decidimos no restringirnos en la comida y vamos al barrio de Ueno. Sin embargo, como pasa a menudo en Japón, los turistas solo ven los restaurantes que dan a la calle y no los que están situados en los pisos de los edificios (que ser de mejor calidad) que están anunciados en la calle. Nos vamos decepcionados por la cena que hemos hecho en un sushi bar con poco nivel e intentarnos consolarnos con unos gofres con forma de pez rellenos de crema pastelera y de crema de alubia roja dulce (muy típico de aquí).
Ultimo dia en Japón, empezamos por volver a la lonja de pescado que estaba cerrada la 1ª vez. La visita es interesante pero tampoco extraordinaria, al contrario del desayuno que degustamos en una de las calles colindantes, un bol de shirashi “mother and son”: bol de arroz recubierto de huevas de salmón y sashimi de salmón (1800 Y).
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Conclusión Japón

- Comida variada
- Cada isla es completamente distinta de la vecina
- Paisajes y actividades variadas
- Buena red de transportes

- Coste de la vida elevado
- Los japoneses, a veces, pueden ser psicorígidos

Transportes: Buena red, casi siempre se puede elegir entre el autobús, el tren o el avión en función del presupuesto y del tiempo disponible. Las estaciones de autobús reagrupan varias compañías y están en las ciudades. Los asientos son bastante pequeños en el autobús. El tren es eficaz pero muy caro, se puede comprar une pase Japan Rail (un poco mejor de precio), utilización limitada a varios días consecutivos. El auto stop funciona muy bien en Hokkaido donde la red de transportes no está tan desarrollada.
Alojamiento: Los hoteles son muy caros, hemos optado por el Airbnb que cuesta prácticamente la mitad de precio y son funcionales.
Comida: Riquísima y variada, hay para todos los gustos. Como los restaurantes cuestan caro, hemos ido a comprar muchas veces a los supermercados de barrio. Los Onigiri nos han conquistado (arroz compactado en forma de triangulo relleno con una hoja de alga al exterior).
Ocio: Barato y variado.