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Corea del Sur

Capital : Seúl

Superficie: 99 828 km2

Población: 49 262 598 (2013)

Idiomas oficiales : Coreano

Religiones: Chamanismo, budismo, confuncionismo, cristianismo

Moneda : Won (1€=1250 KRW / 10000 KRW= 8€) (30/10/2015)

Prefijo telefónico : +82

Diferencia horaria : +9h 

Vacunas aconsejadas : Hepatitis A, B, tifus, encefalitis japonesa

Malaria: No

Visado: No

Seúl ( 22 - 27/05/2016)

Llegados a Seúl, pasamos rápidamente la inmigración, recogemos las mochilas y cogemos el metro (algo más anticuado que el de Tokio pero más “Tourist friendly”) hasta el centro de Seúl (40 min, 4250 Won). Por el camino, nos cruzamos con muchísima gente vestida con ropa técnica para andar, lo que nos confirma lo que suponíamos, Corea del sur es efectivamente la capital del trekking!

Llegamos a la guesthouse Go Korea justo antes de las 9h, hora de apertura de la recepción donde esperamos poder hacer un “early checkin” para poder dar una cabezadita y asi recuperar la noche pasada viajando. Sin embargo, al llegar no hay ninguna recepción en el hotel, que resulta ser más bien una residencia de estudiantes.

Nos toca llamar por teléfono para conseguir que alguien venga a recibirnos. Una vez en la habitación, nos echamos una buena siesta.

 

A las 15h, nos despertamos y salimos medio embobados a visitar la ciudad. Empezamos yendo a el Dongdaemun Design Plaza, gigantesco edificio de fachada curvada diseñado por la arquitecta Zaha Hadid. Ademas de un museo, en el interior de este edificio hay una zona con tiendas de productos de diseño como, por ejemplo, una tienda donde puedes crear a tu gusto tu propio bolígrafo eligiendo cada uno de los elementos que lo componen.

Continuamos nuestra visita bordeando el rio Cheonggyecheon que fue descubierto en 2005 con el fin de (intentar) crear una zona de paseo agradable. La gente se reúne bajo los puentes donde hace un poco más de fresco (el termómetro anuncia 30°C y el calor es insoportable).

Antes de que caiga la noche, atravesamos la ciudad andando hasta el camino que pasa por el parque de Namsan y que sube hasta la N-Tower que domina la ciudad. El parque está bien pensado para andar ya que el suelo es de caucho (revestimiento muy común en Corea) y constatamos que los seuleses aprovechan al máximo de ello ya que hay muchísima gente andando (vestidos con ropa técnica, por supuesto). En la N-Tower, hay muchos autocares de turistas y el mirador a la ciudad está repleto. La noche está cayendo y aprovechamos para hacer algunas fotos de la ciudad que empieza a encenderse bajo la luz del atardecer antes de huir en dirección del mercado Dongdaemun.

 

Durante el dia el mercado es un gran bazar y, por la noche, se transforma en un “food market”. Siendo las 21h y domingo, muchas de las paradas están cerradas y terminamos cenando en un restaurante donde probamos nuestra primera comida coreana (26.000W): tartare de ternera y un bibimbap (arroz con verdura y tartare de ternera). Al mismo tiempo descubrimos (o mejor dicho, re-descubrimos) la tradición del Banchan, que son pequeños platos, compuestos generalmente de diferentes “kimchi” (verdura fermentada en salmuera picante) que se comparten con los diferentes comensales a modo de tapas. Para terminar la cena, probamos los “gimbap” (makis coreanos) (2.500W) que encontramos poco gustosos ya que, a diferencia de los makis japoneses, el arroz no ha sido aliñado y no hay pescado crudo, solo verdura en salmuera.

 

Después de esta media jornada de visita en Seúl, agotados por el calor y el viaje, nos dejamos arrastrar por los brazos de Morfeo.

 

Empezamos el 2° dia visitando uno de los mayores spots turísticos de la ciudad: el palacio Gyeongbokgung (3.000W/p).

 

Nos unimos a una visita guiada gratis en inglés que hace que el lugar resulte un poco más interesante ya que, el estilo arquitectónico es muy similar al de otros palacios y templos chinos (en todo caso para gente ignorante como nosotros) y el lugar no termina de seducirnos.

 

A la salida, entramos al Folk Museum (pegado al palacio; entrada gratis) donde se puede descubrir la historia y costumbres de los coreanos. Mención especial a la última parte que explica los orígenes del kimchi y cómo se prepara.

Como estamos a 2 pasos del barrio de Bukchon conocido por sus casas tradicionales, las Hanoks, nos adentramos para perdernos en sus calles sin realmente conseguirlo debido al pequeño tamaño de la zona. Una vez más remarcamos una fuerte similitud entre el diseño de estas casas y las casas chinas o japonesas.

 

Para cenar, volvemos al mercado de la noche anterior donde, esta vez, conseguimos cenar. Nuestros sentidos están demasiado estimulados por este nuevo universo gastronómico y decidimos planifiar varias cenas aquí. Empezamos probando el “Pajeon” (tortilla frita de verduras), un “Sundae” (que no es un helado sino una morcilla rellena de fideos) y también unos raviolis al vapor rellenos de kimchi (total: 28.000W). Con esta segunda cena, empezamos a darnos cuenta que, como en Japón, la comida aquí no es barata.

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Empezamos un nuevo dia dirigiéndonos bajo la lluvia a la prisión de Seodaemun que fue contruida por los japoneses durante la ocupación de Corea (1910 – 1945) con el fin de encerrar (y torturar) a los rebeldes. Cuando más pasa el tiempo, más llueve, asi que hacemos una parada en el Seoul History Museum que cuenta la historia de la ciudad desde su creación hasta ahora (entrada gratis). Hay varias maquetas de la ciudad en épocas diferentes y la última, que representa Seúl tal y como es ahora, ocupa toda una sala!

 

Cuando salimos ya ha parado de llover y llegamos a la prisión (3000W/p) donde los edificios nos hacen pensar a Auschwitz. La visita es interesante, en ella se puede ver la resistencia, la tortura (que nos recuerda al comportamiento de los nazis en la 2ª guerra mundial) o incluso la forma de vida que llevaban los prisioneros.  

 

Cansados, salimos a cenar cerca del hotel un Bulgogi de carne y pulpo.

 

Con el fin de huir de Seúl donde hace calor y la contaminación atmosférica está muy presente (una “bruma” que llega desde China cubre la ciudad), atrapamos el metro (línea 1, 1750W) dirección el Anyon Art Park; bajamos en la estación de Anyang, según recomienda la guía, y cogemos el autobús n°2 (enfrente de la estacion del metro, 40min, 1100W) que nos da una enorme vuelta por el barrio y vuelve a pasar delante de la parada antes de llevarnos a nuestro destino. Según lo que hemos podido comprobar luego, para ir es más fácil bajar en la parada de metro de antes (Gwanak) y andar hasta el parque.

En este lugar se exponen obras de arte contemporáneo, tanto a lo largo del rio como en el bosque. El paseo es ameno, algunas obras de arte pueden ser algo perturbadoras como ésa cabina teléfonica o esos bancos públicos. En contrapartida, ciertas obras son mucho más impresionantes como el laberinto de espejos circular o la casa fabricada sólo con cajas de plástico para llevar botellas.

 

De camino de vuelta, nos paramos en el Fish Market que es totalmente diferente al que visitamos en Tokio ya que éste está más orientado a la venta al por mayor y turistas.

Muchos de los peces y otras criaturas marinas, siguen estando vivos y a la minima parada frente a un stand, los vendedores atrapan uno de estos bichos dispuestos a cortarlos vivos… terminamos por sucumbir a un plato de Hue (sashimi coreano, 30.000W) que resulta no ser muy buen negocio ya que algunos pescados están algo duros (lo que marca la diferencia entre los sashimis japoneses y los coreanos aparentemente), acompañado de Soju, el alcohol de arroz local (1.300W/p, 18°).

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Para nuestro último dia en Seúl nos vamos a visitar otro palacio, el Changdeokgung (1.500W/p) que resulta más agradable que el anterior porque es más grande y se puede deambular entre los diferentes edificios. Sin embargo, nos decepciona el no poder, una vez más, entrar en el interior de los edificios que, de todas formas, están vacios (los japoneses los destruyeron todo).

 

Como nos encontramos cerca del food market, donde ya hemos ido a cenar varias veces, pasamos por allí para que Luc pueda probar el Sannakji, pulpo que se corta cuando todavía está vivo por lo que los tentáculos sigune moviéndose en el plato; una experiencia única pero un poco insípida!

 

Con el estómago lleno, nos dirigimos al Samsung Leeum Museum (10.000W/p) donde tanto la arquitectura de los edificios que lo componen, obra de grandes arquitectos como Jean Nouvel, Mario Botta y Rem Koohlaas, como las exposiciones son interesantes (bueno las de arte contemporáneo porque las de cerámica…).

Puede resultar sorprendente que un museo lleve el nombre de Samsung, pero aquí las grandes marcas locales están muy diversificadas: Samsung además de teléfonos, hace coches (en cooperación con Renault) y seguros, Hyundai tiene hoteles y LG hace también dentífricos y otros productos de higiene, por citar algunos ejemplos.

 

Para terminar bien el dia, volvemos al restaurante de al lado del hotel donde probamos una excelente barbaco coreana (33.000W).

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Seoraksan ( 27 - 29/05/2016)

Al dia siguiente, empezamos nuestra vuelta a Corea; el pais es relativamente pequeño y la red de autobuses está bien desarrollada por lo que los desplazamientos serán simples y rapidos. Vamos a la estacion de Gangnam Express Bus y compramos un billete para Sokcho, una ciudad costera al noreste de Corea (3h; 18.100W/p); nos sorprende el confort de los asientos que son anchísimos y espaciosos.

 

Desde el Express Bus Terminal de Sokcho cogemos el autobús n°7 (también se puede coger el 7-1) del otro lado de la calle dirección Seoraksan (40 min, 1200W/p precio fijo para cualquier trayecto).

Seoraksan es un parque nacional con un gran macizo montañoso de granito que alberga una fauna y flora propia del lugar, que se puede recorrer a través de los muchos senderos (entrada 3.500W/p). El parque nacional está compuesto de diferentes zonas, algunas son difícilmente accesibles en transporte público. Decidimos salir a descubrir la zona Este, la más fácil de acceso y la más impresionante. Como los hoteles a proximidad del parque son caros, elegimos el Mammoth Resortel, situado a 2 Km de la entrada (a posteriori, si tuviéramos que volver, elegiríamos un hotel en el centro de Sokcho ya que son más baratos y el trayecto en autobús es rápido y a buen precio).

 

Después de dejar las mochilas en el hotel, salimos a andar al parque, a la montaña Ulsanbawi que se encuentra a 3,7Km con una altura de 876m; cuando emprendemos camino, nos da la impresión de estar en China, caminos bituminados y pasarelas de madera. Nos preguntamos si el adjetivo “natural” define correctamente el Parque?!

Aun asi, más subimos, más el paisaje es majestuoso. Por el camino, simpatizamos con un español e italianos que nos hacen bajar nuestro ritmo, pero también nos hacen sociabilizarnos un poco. Llegados arriba, la vista es maravillosa: al oeste se ve todo el parque y al este el mar que se pierde en el horizonte.

 

Al dia siguiente, nos levantamos pronto ya que queremos subir al pico más alto del parque (1.708m): el pico de Daecheongbong, el 3° más alto de Corea. A las 8h estamos en el parque listos para empezar, pero una vez más, no somos los únicos, sobretodo en este trayecto que parece ser la atracción principal del parque.

Una particularidad de los parques naturales en Corea es que hay “Checkpoints” en los que hay que llegar antes de cierta hora (generalemente sobre las 12-14h), de lo contrario no se puede continuar subiendo (aunque por lo visto nadie controla).

 

El camino es como el de el dia anterior pero además, nos pasamos el rato adelantando grupos de coreanos vestidos con ropa de marca (parece esto que sea un anuncio para una marca de ropa para andar!) y equipados con bastones para andar que les permite ocupar todo el ancho del camino e intentar sacarte un ojo cuando no los están utilizando y los llevan en horizontal! Además, no encontramos el espíritu fraternal de cuando se sale a andar y todo el mundo se saluda. Intentamos saludar a la gente en coreano pese a que muchos, ni siquiera levantan la mirada del camino…

 

Durante todo el trayecto hay “refugios” con aseos y fuentes.

Algo que nos sorprende es que los coreanos no pasan por alto una comida y para comer, en vez de llevar un pequeño pic nic, se traen hasta un camping gas y, por supuesto, la botella de Soju!

 

Tras un largo ascenso adelantando filas de gente, llegamos a la cumbre donde nos encontramos con una cola de 30 m de coreanos que esperan para hacerse una foto delante de una piedra que tiene grabada el nombre de la montaña…

 

Después de esta primera experiencia de senderismo en Corea, nos preguntamos si continuar el viaje en Corea tal y como lo hemos previsto ya que nos hemos centrado mucho en el senderismo. Si el Lonely Planet describe este pais como el sueño de toda persona que le guste andar, nosotros pensamos que no puede tratarse de gente europea.

 

Con el fin de cambiar de ideas, planificamos una barbacoa en el patio el hotel. No tenemos suerte: un autocar escolar acaba de llegar con 50 estudiantes que también han previsto cenar en el patio. Bueno, aunque no sea el ambiente que esperábamos, continuamos con nuestros planes, pero antes de que hayamos tenido tiempo de sacar nuestras provisiones, uno de los profesores que nos coge estima (o a lo mejor lo hace para disculparse por todas las molestias ocasionadas) nos trae muchísima comida: panceta de cerdo asada, kimchi, cerveza, ensalada, boniato asado…

Terminamos habiendo comido más de lo debido, pero también con una mejor opinión de los coreanos que la que teníamos al final de la tarde (nos dejamos fácilmente influenciar).

A la mañana siguiente decidimos abreviar nuestra estancia en el parque de Seoraksan y salimos desde la Intercity Bus Station de Sokcho hacia el sur, a Gyeongju (1h, 3200W/p) pasando previamente por Pohang (5h, 33.200W/p).

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Gyeongju (29/05 - 01/06/2016)

Gyeongju fue la capital durante el reino de Silla que controlaba la península entre el S. VII y S. IX. Mucha gente la conoce como “el museo sin paredes” porque hay muchos yacimientos arqueológicos al aire libre.

Llegamos al hotel N Motel (36.000W), bastante bien situado cerca de las estaciones de autobús Intercity y Express. Cenamos en la habitación del hotel la comida que nos sobro de la barbacoa de ayer debido a la generosidad de los coreanos.

 

Al dia siguiente, empezamos la visita de la ciudad yendo a pasear al parque de los tumuli (2.000W/p) compuesto de colinas cubiertas de hierba que albergan en su interior tumbas; sin embargo, solo una, la tumba Cheonmachong (caballo celeste) se puede visitar, pero ha sido completamente restaurada (poco queda de la construcción original) y todos los tesoros que se ven, son reproducciones.

Continuamos nuestro camino bajo un sol de justicia (el termómetro supera los 30°C!) hasta el observatorio de Cheomseongdae, teóricamente el más antiguo de Extremo Oriente, pero sin mayor interés. El paseo continúa por el estanque Anapji (2.000W) que seguramente fue un sitio muy bonito en su dia (según la proyección que hemos visto en una sala yendo hacia allí) pero hoy en dia no es el caso.

A la salida, cogemos el autobús (1.700W/p) que nos lleva a lo más interesante: el templo Bulguk-sa (5.000W/p). Este complejo de arquitectura típica coreana y pinturas suntuosas, está situado en medio de un bosque de coníferas.

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Un poco decepcionados de esta jornada de visitas que, al final, ha resultado cara, al dia siguiente cogemos el autobús para ir a la montaña Namsan (cualquier autobús 5xx desde la estacion Intercity, 1.700W/p) al sur de la ciudad. Aquí, el bosque alberga numerosos templos, pagodas, hermitas, rocas talladas… lo que hace que el paseo sea divertido yendo de un punto a otro.

Después de subir a lo más alto y aprovechar del bonito paisaje de la zona, nuestro paseo se termina en la hermita Chilbulam donde una aspirante a monja budista americana nos invita a tomar el té en compañía de 3 coreanas. Después de una buena hora conversando, reprendemos el camino acompañados de las 3 mujeres que nos proponen llevarnos en coche a la ciudad. Por el camino, como les comentamos que todavía no hemos probado el Bulgogi, se paran en un restauante y nos invitan a probarlo, luego vamos a una cafetería cercana (a diferencia del resto de países asiáticos, a los coreanos les gusta mucho el café y hay muchísimas cafeterías). Tras haber empezado nuestra estancia en Corea pensando que los coreanos no son muy simpáticos, el destino se empeña en demostrarnos lo contrario para nuestro mayor deleite!

 

El dia siguiente es uno de esos que pasamos en los transportes: cogemos un autobús en la estacion Express de Gyeongju hasta el aeropuerto de Busan (2h, 9.000W/p) luego un avión para ir a la isla de Jeju al sur de Corea (1h de vuelo; 24.000W/p con Jeju Air).

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Jeju (01 - 05/06/2016)

Jeju es una isla de clima subtropical, relieve volcánico y costas accidentadas. Según las guias de viaje, es el sitio más bonito de Corea, lo que suponemos justifica que hayan tantos chinos y japoneses que visitan la isla. En la isla, hay numerosos caminos para salir a andar y también museos sobre cualquier cosa (museo del té verde, del arte africano, de los osos de peluche…) a los que se puede llegar a través de una excelente red de autobuses (aunque lentos…).

Al llegar al aeropuerto cogemos el autobús n°600 que atraviesa la isla hasta Seogwipo (1h, 5.500W/p). Alli tenemos una habitación reservada en Kodakodak guesthouse (30.000W) donde el gerente es simpático y habla inglés perfectamente (el primero!).

Enseguida salimos del hotel para explorar la ciudad que, a posteriori, resulta no tener demasiado interés turístico pero que nos permite descubrir un mercado donde cenamos una de las especialidades locales: carne de cerdo negro cocida al vapor.

 

El desayuno que incluye la noche de hotel está compuesto de café, pan de molde, mantequilla y mermelada. Diez rebanadas de pan más tarde, cogemos el autobús 782 (30 min, 1.700W/p) para ir al volcán Hallasan (1.950m), punto culminante de Corea del Sur.

Hay dos senderos que permiten la ascensión pero el que está situado al norte está cerrado asi que bajamos en la parada de Seongpanak, al este para comenzar la ascensión. El camino empieza siendo una pasarela de madera en medio del bosque que luego se convierte en un camino de piedras. La poca diversidad del paisaje y los grupos de más de 30 personas que no paramos de adelantar, hacen que la ascensión sea algo desagradable hasta que el bosque se transforma en una zona con arbustos y se abre completamente para dar paso a azaleas florecidas y una espléndida vista de toda la isla.

La bajada parece todavía más larga que la subida y, al final, hemos recorrido 20Km con 1.000m de desnivel positivo cuando esperábamos que fuera una jornada tranquila…

 

Como ya tenemos costumbre de andar, no nos resulta muy cansino, sin embargo, el pantalón desmontable de MC no resiste más y se desgarra a la altura de la nalga derecha dejando 20 cm de ventilación… 7 meses de viaje cansan!

Para irnos, cogemos otro autobús (n°781, 2.800W/p) que nos deja en la playa de Jungmun. En la orilla, cosa sorprendente: la mayoría de la gente va vestida y se comporta como si fuera la 1ª vez que ven el mar. Grupos de adolescentes vestidas de rosa y con faldas, pasan horas (sin exagerar) haciéndose selfies en la orilla mojándose de vez en cuando las zapatillas…

Hay pocas personas en bañador y, mucho menos en el agua, a parte de algunos surferos que esperan olas que no parecen querer llegar. Para honorar el mar, nos cambiamos y nos bañamos en el agua fresca (18-20°C?) pero agradable.

Por lo visto, esta playa ha sido elegida la más bonita de Corea lo que nos hace pensar que las otras no deben ser nada bonitas…

 

Para cenar, damos una 2ª oportunidad a los sashimis coreanos, pero volvemos a estar decepcionados por la dureza de las lonchas de pescado, ya no volveremos a probarlo!

 

Al dia siguiente, hemos previsto cambiar de ciudad pero antes, queremos ir a pasear por el reputado (localmente) Jeju Olle Trail, que es un circuito de caminos, dividido en tramos, que bordean el litoral de la isla. Salimos del tramo n°7 de 20 Km de longitud. Los paisajes son efectivamente bonitos pero el principio del recorrido está sobrepoblado de turistas que se fotografían delante del mar y nos molestan con los sticks de selfie.

A mitad de tramo, como el camino no es nada excepcional, cogemos el autobús hasta el hotel donde recogemos las mochilas para dirigirnos a Seongsan-ri, al este de la isla (n°600, 1h, 3.300W/p).

 

Llegados a nuestro destino, dejamos las mochilas en “La Maison Benie”, hotel que resulta ser más bien un albergue.

Para cenar salimos temprano porque hay pocos restaurantes y los que hay cierran sobre las 21h. Elegimos un restaurante de pescados y mariscos dirigido por una de las heroínas de la zona, una “haenyo” o “mujer del mar”, profesión ancestral de la isla donde las mujeres se dedican a pescar marisco y que se ha convertido en símbolo de la isla. Aunque no hay nada en inglés, conseguimos pedir con ayuda de unas imágenes, un par de platos de noodles con erizo de mar. De postre, el grupo de “mujeres del mar” que ocupa la mesa vecina nos regala un plato con rodajas de sandia.

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Pese a la lluvia prevista para hoy, nos levantamos pronto para coger el autobús (n°701, 45min, 1.300W/p) que nos deja a 2,5Km de nuestro destino, la gruta de Manjanggul (2.000W/p), que se pueden recorrer en taxi, andando en haciendo autostop… la ultima opción resulta funcionar a la perfeccion!

La gruta es un vestigio de un túnel de lava donde se pueden observar diferentes formaciones moldeadas por la lava como estalagmitas o incluso las paredes del propio túnel donde todavía se puede apreciar el nivel de la lava, todo ello acompañado de paneles explicativos en inglés.

 

Después de una rápida visita equipados del imprescindible impermeable, volvemos a hacer autostop y esta vez, funciona todavía mejor ya que nuestro conductor, un coreano que tiene una agencia de viajes en Filipinas, nos lleva cerca de nuestro hotel donde él también va: el volcán Ilchubong (2.000W/p).

Este volcán es bastante pequeño, 180m, fotogénico de lejos pero no de cerca por lo que la subida no resulta pasionante y las vistas tampoco.

 

De vuelta al hotel, nos sociabilizamos un rato con otros viajeros y terminamos yendo a cenar con un equipo internacional (Turquia, Turkmenistan, Kazakhstan y Rusia) al fast food Made in Korea “Mum’s Touch”, donde probamos el Bulgogi Burger, muy bueno.

 

Como todo lo bueno (o no) tiene un fin, tenemos un avión a las 9h10 de la mañana desde Jeju, la capital de la isla con el mismo nombre. Cogemos el autobús n°710 de las 6h30 (1h, 3.300W/p) hasta el bus terminal donde cogemos el bus n°100 (10min, 1200W/p) que nos deja en el aeropuerto donde tenemos un vuelo para ir a Busan.

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Busan (05 - 08/06/2016)

Llegar a nuestro hotel en el centro resulta fácil y barato en metro (metro aeropuerto: 1.300W/p + metro ciudad: 1.500W/p) y además todo esta escrito en inglés (de momento, sólo hemos tenido problemas con los metros japoneses ya que no siempre traducen al inglés). 

 

El “Plus Motel” (33.000W) se encuentra cerca de la estación de trenes de Busan, a 2 min. de un food market y del barrio ruso y chino donde salimos a pasear; nos llama la atención que en Busan, al contrario del resto de Corea, hay una enorme comunidad rusa. Visitamos también, el Lotte Mail, centro comercial de grupo Lotte (que se encuentra en todas partes en Corea). En medio de este centro comercial, se encuentra la fuente musical más alta del mundo que cada hora eyecta desde el noveno piso una cortina de agua que hace dibujos como el nombre el centro comercial, ésta baja hasta el nivel -1 acompañada de la música y las luces bajo la mirada de los consumidores sentados alrededor de la fuente.

Queremos seguir hacia le puerto de Busan para ver el mercado de pescado pero hay muchísimo viento y como MC está empezando a constiparse, volvemos al hotel.

 

Busan es conocida por su gastronomía por lo que vamos a verificar su prestigio yendo a un night market: pajeon (tortilla de ajitos tiernos con pulpo, 7.000W), nigiri de carne tostado con un soplete (3.000W), Jajangmeon (noodles con salsa de soja negra, 6.000W) y Kongguksu (noodles con leche de soja fría, 4.000W). Resultado: precio razonable (unos 15€ los 2), vientre lleno y un mejor conocimiento de la gastronomía coreana.

 

En teoría, hoy va a hacer bueno asi que aprovechamos para ir al templo de Yonggungsa, situado en unas rocas al borde del océano pacifico. Para llegar, cogemos el metro hasta la parada de Haeundae (1.500W) y luego el autobús 181 que nos deja delante del templo 20 minutos después. El templo resulta ser el más bonito que hemos visto en Corea, su posición delante del mar infatiza su belleza. Luego queremos ir a Spaland, el spa más grande del mundo, según la guía, y decidimos ir andando desde el templo siguiendo la costa lo que nos permite visitar algunas playas, ver un concurso de “castillos” de arena y andar por una antigua via ferroviaria durante 1h (lo que no habíamos vuelto a hacer desde Sri Lanka. La verdad es que andar dando pasitos de traviesa en traviesa no lo hemos echado de menos…).

 

Sin embargo, el corto paseo ha resultado ser más largo que previsto y tenemos que dejar para mañana el spa. Para consolar a MC, compramos unas pizzas que no son como esperábamos: no se ve un rastro de salsa de tomate, lleva mucha patata y está insípida… Para consolar a Luc, probamos el vino (de uva) coreano que no está tan mal porque sabe a zumo de uva.

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Para el penúltimo dia en Corea, salimos a visitar uno de los templos más grandes del pais situado en un bosque al noroeste de Busan: Beomeosa, que también es uno de nuestros preferidos en Corea. Desde el templo, seguimos un sendero que atraviesa el bosque hasta la fortaleza Geumjeon de la que no queda más que la muralla, que seguimos durante un buen rato hasta llegar al templo de Seokbulsa. Este templo no nos parece que tenga nada en particular, incluso nos preguntamos porqué hemos venido hasta aquí. Por lo que hemos sabido después, nos fuimos sin visitar la parte más famosa del templo: las estatuas talladas en la roca… o estaban muy bien escondidas o estábamos demasiados cansados o con demasiada prisa por ir al spa!

 

Colina abajo nos espera la parada de metro donde llegamos pasando delante de torres de viviendas que llaman la atención por lo altas y feas que son. Bajamos en la parada de Centrum City donde se encuentra Spa Land (15.000W/p/4h). No sabíamos si entrar o no porque los spas, en general, son unisex y la experiencia es menos interesante yendo solo.

 

Al entrar, nos dan a cada uno una pulsera, que sirve de llave para las taquillas y también como tarjeta para comprar (bebidas, distribuidores, etc.), una toalla y una camiseta y pantalón. Entramos cada uno por el lado respectivo que da acceso a las taquillas donde dejamos las cosas y a una sala grande (unisex) con duchas, piscinas a diferentes temperaturas, jacuzzi, saunas y hammam donde todo el mundo va desnudo. Los 30 primeros segundos paseando desnudos delante de gente desconocida son un poco embarazosos, luego nos acostumbramos. Antes de entrar en las piscinas o saunas, es obligatorio enjabonarse con los productos que ponen a disposición. Al salir, hay una especie de “salón de belleza” con todo lo necesario (secadores de pelo, cremas de todo tipo, peines…) a disposición. Si, por ejemplo, quieres depilarte, hay unos distribuidores que venden toda clase de productos como las cuchillas.

 

Con idea de compartir este momento de relajación, nos ponemos los “pijamas” que nos han dado y nos reunimos una hora después en el punto de encuentro (hay relojes por todos lados en los baños unisex). Aprovechamos de las numerosas saunas y hammams mixtos con virtudes diversas y variadas a juego con la decoración de la sala: una sala con paredes recubiertas de ladrillos de sal del Himalaya, una sala formando una pirámide, una reproducción de los baños turcos… aunque los spas no es lo que Luc prefiere, las 4h pasan muy (demasiado) deprisa probando las diferentes salas y salimos de allí super relajados.

Super relajados si, pero también hambrientos! El reloj toca las 10 de la noche cuando llegamos al mercado de noche que hay al lado del hotel para cenar: pierna de cerdo, pajeon y raviolis.

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Para nuestro último dia en Corea, decidimos volver a intentar visitar el centro de Busan donde no estuvimos la primera vez por culpa del tiempo.

Nos dirigimos hacia el puerto que no presenta ningún interés, antes de atravesar las calles hipercomerciantes del centro hasta llegar al mercado del pescado donde la forma de presentar los pescados, que tocan el suelo con las colas, no nos da ganas de comprarlos. Terminamos con el parque Yongdusan donde se encuentra la torre de Busan de 118m.

Decimos adiós a la ciudad y nos vamos al aeropuerto donde cogemos un vuelo para Taipei (Taiwán) a las 22h (3h, 80€/p).

 

Estamos algo decepcionados por Corea del Sur que no valoriza lo suficiente los paisajes que tiene y sus habitantes son, o adorables o indiferentes, incluso desagradables (sobretodo los conductores de autobús). Tenemos ganas de llegar a Taiwán donde ya sabemos lo que nos espera.   

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Conclusión Corea del Sur
- Comida variada
- Numerosos night markets de comida
- Seúl: Capital cultural y dinámica
- País desarrollado: buena red de carreteras
- Paisajes similares a lo que ya conocemos en Europa
- Transporte público complicado entre ciudades

Transportes: Como no hay red ferroviaria, el autobús está muy desarrollado y es rápido. Las principales ciudades disponen de metro, fácil de utilizar par un turista recién llegado.

Alojamiento: Hemos reservado principalmente en agoda.com. Los hoteles son caros. La mayoría proponen formulas con desayuno incluido.

Comida: Lo hemos probado todo: restaurantes, night markets y supermercados. Los precios son abordables  teniendo en cuenta que se trata de un país tan desarrollado como España. La gastronomía local se centra principalmente en variantes del kimchi y los hue (sashimi coreano).

Ocio: En Seúl hay numerosos museos y templos, en la mayoría se tiene que pagar. En el resto del país, el ocio principal es el trek y los spas. Los precios de entrada son bastante caros.    

Bas
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