Camboya

Al día siguiente salimos a visitar las atracciones turísticas de Phnom Penh. Desayunamos en la calle; extrañamente todo vale 1$: un banana-coffee shake, un plato de arroz frito… Pasamos delante de algunos templos y del palacio real que abre a partir de las 14h el domingo. Aunque es muy pronto, la temperatura es ya difícil de soportar y las solicitaciones incesantes de la gente que intenta vendernos algo nos irritan: huimos lo más rápido posible del centro turístico intentando andar bajo la sombra de los árboles de las largas avenidas.

 

Llegamos al Museo del Genocidio, también llamado S-21. Este antiguo colegio fue utilizado por los Jemeres rojos para enfermar, interrogar y torturar a sus hipotéticos enemigos (cualquier persona que no fuera campesina) antes de ejecutarlos en uno de los “killing fields” cerca de la ciudad. De 20.000 personas que entraron vivas entre 1975 y 1979, sólo 7 consiguieron salir vivas.

 

La visita (3$) no hubiera tenido ningún interés sin el audioguía (3$) que está muy bien hecho y consigue hacerte revivir el horror de la prisión a través de diferentes historias de prisoneros. Tres buenas horas son necesarias para la visita que es psicológicamente difícil pero interesante, sobretodo porque se aprenden muchas cosas sobre el genocidio del que no conocíamos nada antes.

 

 

Salimos de la prisión con la moral por los suelos, pero vivos! Nos dirigimos luego al Mercado Ruso que resulta ser un mercado como cualquier otro en Asia, aunque con más tiendas de souvenirs de lo normal. Atravesamos el mercado y nos vamos a la isla Koh Pich, al sur de Phnom Penh, donde no hay nada excepto promotores inmobiliarios que intentan transformar terrenos vacios en complejos hoteleros de lujo de arquitectura haussmaniana creando una enorme diferencia con las calles polvorientas del resto de la capital.

Salimos al dia siguiente a las 7h con un mini bus hacia Sen Monorom (región de Mondulkiri) (6h 12$). Mondulkiri es un parque natural conocido por tener elefantes y caracterizado por un relieve relativamente plano, recubierto de un bosque entremezclado con praderas (cosa sorprendente en el sur este asiático).

 

El mini bus nos deja en el centro del pueblo donde caminamos hasta el hotel Chantah Srey Pich (6$ habitación matrimonio) donde tenemos un recibimiento agradable y los plátanos a libre disposición.

Alquilamos un scooter para la tarde (5$) y salimos a recorrer las carreteras cercanas pasando por varios miradores que no presentan mayor interés (sea forest viewpoint, hlltop viewpoint), una cascada ininteresante igualmente y una parte de la carretera que va hacia el norte.

 

En el hotel, nos presentan a un guía que nos vende un trek de 2 dias en Mondulkiri (25$/d/p).

 

Cansados por el viaje, nos da pereza salir a cenar por ahí y probamos el restaurante del hotel… qué mala idea: tenemos para elegir entre arroz con carne de cerdo y el arroz con pollo… bueno, comeremos bien otro día.

Son las 7h cuando el despertador suena. Media hora después nos subimos en un scooter que nos lleva, junto a su conductor, a 15 minutos al este de la ciudad donde nos presentan a nuestro guía. Empezamos el tren por caminos de tierra rojiza pero recubiertos de una fina capa de moho verde super resbaladizo.

 

Luego entramos en el bosque propiamente dicho. Ciertos treks en Mondulkiri te prometen ver elefantes salvajes… como no es la primera vez que hacemos un trek y sabemos que es bastante improbable ver animales salvajes, elegimos simplemente salir a andar por el bosque. Vemos pues, lo que nos han dicho que veríamos: árboles, prados, algunos insectos, ríos que tenemos que cruzar en bañador (actividad que a MC no le gusta nada)…

 

Para comer hacemos una pausa cerca de una cascada donde Luc se baña pese a que el agua es marrón y el suelo está fangoso. El guía nos deja solos para ir a pescar con una red, lo que se le da bastante bien ya que vuelve con varios peces cogidos de una liana. La tarde llega acompañada de la lluvia y atravesamos varias parcelas deforestadas donde ahora hay arroz (que extrañamente no crece en el agua) y maíz, por aquí y por allá vemos otros tipos de plantas como berenjenas, pepino…

 

Terminamos llegando a un pequeño pueblo que parece bastante desarrollado de lejos pero menos una vez allí. En la entrada del pueblo nos espera una cabeza de un perro negro plantado en un bastón. Por lo que nos contaron luego, una mujer embarazada del pueblo no conseguía dar a luz, así que creyeron que el perro de la familia les traía mala suerte…

 

Al llegar al homestay, conocemos a 2 escoceses, que esperan a que vengan a por ellos, que han hecho un dia de “walking with elephants” en la jungla, pero que, contrariamente a lo que les habían anunciado, solo han visto un elefante y éste estaba encadenado y acompañado por su dueño…

 

En el pueblo nos invitan a beber vino de arroz (arroz fermentado). Cuando damos la vuelta al pueblo, podemos ver a los búfalos, cerdos y gallinas omnipresentes tanto fuera como dentro de los hogares, y no es menos en nuestro homestay donde los cerditos se pasean por la sala principal.

 

La familia con la que nos hospedamos es simpática. El padre es el guía con el que saldremos mañana que vive con su mujer, su suegra y sus 4 hijos. Durante la cena, estamos un poco molestos de cenar acompañados únicamente del guía y sus padres, que han venido para la ocasión (según la persona que nos vendió el trek, su muejer y suegra son timidas por lo que no quieren cenar con extranjeros).

 

Igual que cuando estuvimos en Laos, no hay aseos y debemos salir por el monte de alrededor para hacer nuestras necesidades, pero a diferencia, aquí no hay ningún cerdo que nos siga; mucho mejor.

El segundo dia de trek, cambiamos de guía y éste nos lleva a hacer un circuito por otra parte del bosque. Sin embargo, los paisajes son similares y hay muchos pasos a través de los ríos que cortan el ritmo obligándonos a quitarnos las zapatillas, la ropa y luego volver a ponernos todo, una vez el río cruzado.

 

Al final habremos andado 28Km en 2 días, lo que no está mal para un trek (que nunca son muy físicos a nuestro gran pesar).

 

De vuelta a Sen Monorom, volvemos al mismo hotel donde pasamos la primera noche.

Por el camino yendo a cenar, nos asalta un americano que habla muchísimo y que viene a cenar con nosotros comportándose de forma extraña en el restaurante ya que se pasea por cada mesa preguntando a la gente si lo que come está bueno… Por nuestra parte, probamos los crêpes camboyanos, que es una especie de tortilla fina plegada con verdura y carne en su interior.

Al día siguiente salimos dirección Ban Lung, al norte (2h30, 6$), viaje en el que conocemos a Clément, un chico suizo. La guest house “Family House” (5$/habitación doble) viene a recogernos a la estacion de autobuses.

 

Ban Lung es la capital de la provincia de Ratanakiri, conocida por el Parque Nacional de Virachey que engloba zonas de bosque virgen ricas en fauna por las que se puede salir a hacer treks (si, uno más!). Según lo que nos han explicado, el parque está separado ficticiamente en 2: la parte oeste administrada por las minoridades (donde se realizan casi todos los treks) y la parte este administrada por el gobierno donde, para entrar, hay que pagar un costoso acceso (100$) y una sola agencia de treks tiene el monopolio de la zona (por lo que las tarifas también son caras).

 

Al llegar, nos informamos sobre las tarifas de los “jungles treks” en varias agencias. Los precios son superiores a lo que estamos dispuestos a pagar: 45-50$/dia/persona… claramente, se trata de una actividad para ricos en Asia ya que los precios están completamente desconectados del nivel de vida local.

 

En el homestay nos ponen en contacto con otras 2 compañías que practican precios más razonables. Los dos venden más o menos lo mismo: 3 días de caminata en la jungla con dos noches en una hamaca a proximidad de unas cascadas o un río.     

 

Uno de los dos propone bajar un río con una balsa de bambú, lo que no nos atrae nada porque ya lo hicimos en otro viaje (además luego sabremos que la confección de esas balsas con los turistas tiene un impacto terrible para los bosques de bambú que son utilizados, tradicionalmente, por la población local para múltiples usos).

 

Nos decidimos por contratar los servicios de “Ban Lung Nature Trek”: 3 dias en la jungla por 30$/día/persona para 3 personas (Clément se une a nosotros).

 

Como tenemos toda la tarde libre, nos vamos andando hasta el Boeung Yeak Laom, un lago de un cráter a 5Km del centro. Como no hay ninguna acera, andamos por el borde de la carretera, que no presenta ningún interés, yendo con cuidado con los coches y motos que pasan. La entrada al lago cuesta 2$/p. El lugar está lleno de locales que han venido a pasar el día. El lago está rodeado de pequeños embarcaderos desde los que uno se puede tirar al agua fresca del lago. Empezamos a dar la vuelta al lago, pero nos paramos 400m más lejos, la tentación de limpiarnos el sudor y evitar los mosquitos nos puede. Antes de irnos, nos encontramos por casualidad con Clément que también ha venido a refrescarse; nos propone de volver los 3 en su moto y aceptamos encantados.

 

De camino, pasamos por el mercado de Ban Lung pero los puestos ya están recogiendo.

A las 8h de la mañana nos pasan a buscar en scooter para empezar el trek, cargados con las mochilas, nuestra hamaca y 3L de agua para el primer dia.

 

Durante 1h, nuestros conductores recorren los caminos de tierra roja polvorientos hasta llegar a nivel de un río donde cogemos una embarcación para cruzar y otros conductores nos llevan hasta un pueblo a 30 minutos donde nos presentan a nuestro guía y el ranger. La misión de cada uno de ellos es diferente: el ranger conoce el camino y va abriéndolo, con un machete si hace falta, prepara el campamento y la cena; mientras que el guía sirve sobretodo de intérprete.

 

Empezamos a caminar por el pueblo, luego rodeando los campos colindantes (arroz, maíz, anacardo…) antes de llegar a un primer río que tenemos que cruzar. A diferencia del trek que hicimos en Mondulkiri, aquí el río lleva mucha agua y la corriente empuja; nos metemos en bañador y protegemos las cosas con unas bolsas de plástico herméticas antes de zambullirnos.

 

Revivimos la experiencia por segunda vez antes de entrar en la jungla infestada de sanguijuelas.

Pronto llegamos a una cascada que será nuestro lugar de acampada para la noche. Allí ya hay una estructura de bambú que nos espera, sobre el que el guía tiende un plástico para hacer un techo, luego sujetamos las hamacas con mosquiteras integraddas entre los pilares. El ranger decide dormir en otro lado sin tejado que le proteja si llueve…

 

Después de darnos un baño en la cascada, Clément ayuda al guía a poner una red para pescar en el río y cortamos la verdura para cocinar la especialidad de la jungla: la sopa de bambú. La sopa consiste en coger un trozo de bambú verde y rellenarlo por un extremo con la verdura cortada, carne y agua antes de ponerlo a cocer en diagonal en la hoguera. El bambú resulta ser un excelente utensilio de cocina que no hace falta ni siquiera lavar después de haberlo utilizado!       

 

Nuestro guía aprovecha igualmente del fuego para cocer la carne cruda que ha estado transportando durante la jornada a 30°C y que comeremos durante los próximos 2 días…

 

Después de cenar, como el tiempo está amenazante, Luc intenta construir un pequeño techo con hojas para tapar varios agujeros del plástico que nos sirve de tejado. Al interior de uno de los bambús que está utilizando, se encuentra con una enorme tarántula azul que alejamos como podemos del campamento.

 

Intentamos jugar a las cartas, pero la lluvia nos sorprende y nos obliga a acostarnos en nuestras hamacas.

Tenemos suerte de estar protegidos por el plástico, aunque el ranger no tiene tanta y le toca improvisar un tejado bajo la lluvia y en la oscuridad.

 

Pese a que Luc ha intentado cubrir todos los agujeros, alguno se le debe de haber quedado sin tapar puesto que su hamaca está mojada y termina por intentar tapar el agujero desde el interior con su chubasquero.

 

La hamaca resulta ser mucho más cómodo que si hubiéramos dormido con los sacos de dormir en el suelo y, además, nos protege de los insectos. Una vez a dentro, nos parece estar en un nido!    

Tras un desayuno rápido, nos ponemos en marcha para descubrir el bosque. Cuando el guía recupera la red de pesca, saca un pequeño pez gato que comeremos durante la comida.

 

Pasamos el dia en la jungla acompañados de nuestras amigas las sanguijuelas, que nos vuelven paranoicos y que consiguen entrar a través del pantalón, incluso a través de los calcetines. Por otro lado, el ranger no hace muy bien su trabajo ya que sólo corta las ramas y las lianas que molestan a su altura, lo que nos obliga a agacharnos cada 100m. A lo mejor andamos demasiado despacio para él porque termina yéndose delante, lo que tampoco está tan mal porque así no nos echa encima el humo del tabaco que está constantemente fumando.

 

Igual que ayer, atravesamos 2 ríos, con las cosas en las bolsas de plástico, antes de que el guía nos diga que esta noche no dormiremos en la jungla sino en una antigua casa de campo abandonada; por lo visto, el ranger y él durmieron mal ayer. No estamos muy contentos por este cambio de planes, sobretodo porque Luc se ha dado cuenta con el gps que el camino recorrido no ha sido el que nos habían vendido y que, simplemente, hemos hecho una ida y vuelta en línea recta en la jungla, el camino de ida y de vuelta separados solamente por una centena de metros… suficiente para engañar al turista sin que éste se dé cuenta!

 

Como, de todas formas, no podemos hacer nada, nos resignamos y vamos a bañarnos al río, luego jugamos a las cartas mientras el ranger prepara la cena junto al río.

 

En un momento dado, Clément ve una enorme sanguijuela en el suelo, por su tamaño deducimos que estaría cogida a uno de los búfalos que ocupaban el lugar antes de que lleguemos. Cuando la matamos, sale de ella un buen centilitro de sangre; y luego Clément se da cuenta de que entre los dedos del pie tiene sangre… seguramente ha estado todo el dia con la sanguijuela entre los dedos del pie sin darse cuenta!

 

Para cenar tenemos col, mini berenjenas, pepinillo, arroz y carne… exactamente lo mismo que anoche, que al mediodía y que el mediodía siguiente.

 

Terminamos el dia jugando a las cartas con el guía.

 

La jornada de caminata del día siguiente es corta y pasamos prácticamente por el mismo camino que el primer día. Llegamos sobre las 12h al pueblo desde donde salimos el primer día. Antes de salir en scooter, comemos bajo una casa sobreelevada donde nos llama la atención que los dueños han utilizado las vigas de madera a modo de agenda, marcando en ellas los números de teléfono más habituales. Así no se puede perder el número de la gente al cambiar de teléfono!

 

Subimos a los scooter, luego el barco y de nuevo el scooter hasta nuestro hotel. Nos damos una buena ducha antes de salir a ver el mercado de Ban Lung que no pudimos ver abierto el primer día (hay que llegar antes de las 16h30). Alli hemos quedado con Clément, pero después de dar una vuelta en el mercado, éste no resulta muy interesante.

 

Después de una cena rápida en un restaurante local, cada uno vuelve a su hotel ya que mañana salimos a las 7h dirección Siem Reap (7h, 12$).

Siem Reap es una etapa infranqueable de Camboya, no por la ciudad en sí (donde podríamos creernos en Europa de tanto turista que hay y la gran variedad de restaurantes) sino por el gran complejo de templos de Angkor situados la mayoría a 5Km al norte.

 

Después de quedarnos parados en los atascos a varios kilómetros de la llegada, el autobús termina por dejarnos a la entrada de la ciudad. Terminamos los últimos kilómetros andando y nos impresiona el contraste que hay entre esta ciudad y lo que hemos podido ver antes en Camboya: las calles están limpias y sin tierra, hay muchos bares, hoteles y restaurantes… se nota que el turismo hace acto de presencia.

 

Llegamos al hotel Damnak Riverside y bajamos enseguida a la piscina con aguas algo dudosas…

 

Lo que MC ha empezado a notar durante las 7h de autobús se confirma tanto para ella como para Luc: 9 meses de viaje sin una gastronteritis (y sin ir con miramientos en lo que bebemos y comemos) y tenemos una a 2 semanas del final del viaje

 

Además de los problemas intestinales, no tenemos apetito por lo que dejamos de comer y estamos agotados sin haber hecho nada. En conclusión, pasamos la tarde haciendo la siesta!

 

Para cenar, mientras MC se esfuerza en comer arroz blanco, Luc prueba una especialidad local: carne con verdura y hormigas rojas que dan al plato un toque alimonado.

 

Los templos de Angkor están un poco dispersos por lo que, para ir, hace falta un medio de transporte, generalmente tuktuk o bici (por lo visto, los turistas no pueden alquilar motos en Siem Reap). Es conveniente empezar temprano la visita porque a partir de las 11h el calor es insoportable.

 

Para el 1er dia de visita, hemos alquilado un tuk tuk. Todos proponen lo mismo: el gran circuito (20$ el tuktuk) que pasa por los templos principales (Angkor Wat, Bayon…) y el pequeño circuito (15$) que pasa por templos más pequeños, en peor estado, pero también menos turísticos y más salvajes (a veces recubiertos de vegetación).

 

A las 6h15 estamos ya los 3 subidos en el tuk tuk camino del gran circuito con un conductor que parece que ha tenido una noche larga y difícil…

 

Nos paramos en una taquilla para comprar el pase; hay 3 posibilidades: 20$/1 día, 40$/3 días a utilizar en una semana y 60$/7 días en un mes.

 

Elegimos el pase de 3 días pese a tener dudas sobre nuestra capacidad a estar maravillados por las piedras durante un periodo tan largo…

 

Empezamos por el templo mejor conservado: Angkor Wat que es increíble. Sin embargo, Luc no puede subir al piso de arriba porque hay que estar bien vestido: no hay que enseñar los hombros ni tampoco las rodillas (y Luc lleva una camiseta de tirantes… lo que las estatuas de Buda no soportan!).

 

En cada entrada a los templos, hay gente controlando los tickets que, parece se sacan un extra proponiendo a los turistas vueltas en tuk tuk para el día siguiente a “precios increíbles”.

 

Seguimos con los templos de Bayon y su multitud de torres con rostros esculpidos, Preah Khan donde parece que la naturaleza intenta reapropiarse el lugar, Neak Pean edificado en medio de un estanque, Ta Som con árboles que salen de entre las ruinas, East Mebon y sus torres protegidas por elefantes (estatuas, claro) y, por último, Pre Rup.     

 

Aunque las entradas son caras para el país, nos parece normal cuando vemos todas las obras de restauración que todavía se llevan a cabo.

 

A mediodía hemos terminado la visita y volvemos al hotel para refrescarnos en la piscina, pero sobretodo para hacer un pic nic al estilo europeo que Clément y Luc han ido a comprar: salami húngaro fabricado en Australia, queso chédar y pán; no es extraordinario pero es mejor que nada!

 

Uno de los efectos secundarios de estar malo del estómago, es que además de que a uno le cuesta comer, sólo se soporta la comida considerada “habitual”, así que para cenar vamos a lo conocido, spaghettis con tomate para MC y una hamburguesa para Luc.

Al dia siguiente Clément nos abandona para ir a hacer una excursión al lago Tonle Sap para ver los pueblos flotantes. Hemos estado a punto de ir, pero como hemos leído muchas cosas negativas, le dejamos ir solo. Por lo que nos cuenta después Clément, los pueblos no flotan realmente y el tour es muy turístico, pero no está mal.

 

Por nuestra parte, nos levantamos a las 6h, alquilamos unas bicis en el hotel (2$/dia) y nos vamos a hacer el recorrido corto.

 

Al contrario de lo que pensábamos, no se nos hace pesado visitar los templos de Angkor durante varios días seguidos ya que no son todos iguales. Además, el cambiar de medio de transporte nos permite también visitar el lugar de forma diferente.

 

Vamos a los templos de Baphuon con sus escaleras prácticamente verticales, Ta Nei perdido en medio del bosque sólo para nosotros, Ta Prohm donde los árboles salen de las paredes, Banteay Kdei y su pasillo central sin fin, Prasat Kravan con una arquitectura simple de ladrillo.

 

Sobre las 11h el sol pega fuerte y nos nos encontramos muy bien y volvemos al hotel. Como todavía no hemos comido nada, salimos a comer cerca del hotel: arroz blanco para MC y arroz blanco y un banana Split para Luc ;) (que no puede resistirse a la tentación incluso estando malo).

 

Como Clément se va manaña, hacemos un esfuerzo para acompañarle para cenar por el centro. Aunque continuamos comiendo comida europea optando por unas pizzas, simple pero que echamos tanto de menos! Sin embargo, nuestro estómago todavía no está a la altura de nuestro apetito y conseguimos comer a penas la mitad de la pizza que hemos pedido; el resto lo damos a gente que pide en la calle.

Para nuestro último dia en Siem Reap y en Camboya, MC prefiere quedarse en la cama para recuperar fuerzas antes del viaje que nos espera mañana. Luc vuelve a alquilar una bici en el hotel y se va a los templos de Cholon, a 15Km al este de la ciudad. Para no ir por la carretera por la que llegamos a Siem Reap, bordea el rio hacia el sur y luego va hacia el este en línea recta.

 

Resulta sorprende cómo los paisajes cambian rápido en Camboya: basta con alejarse 1 kilómetro de la ciudad para encontrarse con casas de chapa en barrios insalubres.

 

Los dos primeros templos, Bakong y Preah Ko están bien conservados, pero sobretodo, están prácticamente vacios de turistas. En cuanto al templo de Lolei, está siendo restaurado completamente y recubierto de lonas.

 

Sobre las 10h el sol empieza a pegar fuerte y faltan 15Km hasta el hotel; Luc decide volver por la carretera que tiene mucho trafico, pero está asfaltada, para ganar tiempo… la experiencia ciclista no es muy buena entre los tubos de escape y las nubes de polvo.

 

El resto del día lo pasamos con Marina, una amiga francesa que acaba de llegar a Siem Reap para trabajar durante 2 años. Buena suerte Marina!

 

También reservamos nuestro billete de autobús para irnos al día siguiente a la isla de Koh Chang en Tailandia (13h, 17$). 

    

Nuestro autobús sale a las 8h y llega a la frontera 3h después. Allí nos ponen en el autobús una pegatina de color en la camiseta y nos dicen de coger las mochilas porque tenemos que cambiar de autobús.

 

La frontera de Poipet está mal organizada en comparación con otras por donde hemos pasado; aunque aquí no hay ningún problema de timos ya que no pagamos nada por el visado de Tailandia. Una vez más, como entramos en Tailandia por vía terrestre, MC que es española tiene 2 semanas de visado y Luc que es francés tiene 4 semanas.

 

Una vez pasada la inmigración camboyana, cruzamos el puente que separa las dos fronteras y nos encontramos en una cola enorme con todos los turistas que han debido de salir a la vez que nosotros de Siem Reap… nos toca hacer la cola durante 1h ½ antes de poder entrar en territorio tailandés.   

 

Luego avanzamos sin saber muy bien dónde tenemos que coger el autobús… aunque en realidad no nos hace falta saberlo porque los organizadores nos identifican por la etiqueta que nos han puesto y nos orientan hacia un pick up que nos lleva hasta un mini bus. De allí, como tenemos que coger el último ferry que sale desde el puerto de Trat a Koh Chang, el conductor se da prisa y nos deja en el puerto justo a tiempo para coger el ferry.

 

Los 17$ que habíamos pagado es para dejarnos en el puerto de Koh Chang, pero la compañía nos deja en el hotel por 150 Baths de más por persona, lo que aceptamos por ser ya tarde y precio razonable.